Dos jóvenes caballeros van de viaje por el sur francés. Llegan a las cercanías de un manicomio privado, que suscita la curiosidad de uno de ellos. Su acompañante, que conoce al director de la institución, se aviene a presentarle, y al punto, a consecuencia de su fobia a los lunáticos, se despide. El joven es invitado a entrar por el director, que le informa cumplidamente de todo lo que quiere saber, pero pronto se ve sorprendido por la conducta de unos y otros. Al final, durante el transcurso de la cena, tienen lugar extraordinarios acontecimientos. El sistema del Dr. Tarr y el Profesor Fether ('tar' en inglés es alquitrán, y 'feather' es pluma) pertenece a la serie de relatos grotescos de Poe, pero, como Los anteojos, presenta ciertos rasgos singulares. Ambos admiten la etiqueta de “cuentos de tesis”, es decir, que hacen pensar que su autor intercaló en los mismos convicciones u opiniones personales sobre cuestiones más o menos extraliterarias; curiosamente, ambos también se encuentran ambientados en Francia y protagonizados por dos pobres incautos.
Un relato bastante entrenido, sobre el cual no hay mucho que decir, y que se incluye en varias antologías de Poe. El narrador, en un año no especificado del siglo XIX, decide visitar una "maison de santé" o manicomio particular, ubicada al sur de Francia, y dirigida por monsieur Maillard, ya que ha escuchado que están empleando un tratamiento innovador que quiere conocer de primera mano: el llamado "método calmante", en el que se suprimía el castigo físico y se minimizaban el confinamiento y el encierro. Es conducido al lugar por un amigo suyo, quien se regresa inmediatamente, mientras que el joven narrador es invitado a permanecer un tiempo allí. El director Maillard, le informa que ya no se está usando el tratamiento, y que lo han sustituido por el sistema del Dr. Tarr y el profesor Fether (en la traducción de Julio Gómez de la Serna se llama el método del Dr. Alquitrán y el profesor Trapaza). Durante la cena, comienzan a surgir narraciones acerca de casos que se han visto en este lugar, mientras que el personal demuestra una serie de comportamientos extraños. En medio de la delirante situación, Poe aprovecha para meter unos cuantos dardos acerca de su postura con respecto a los tratamientos que se daban a los pacientes en estos lugares.
"Cuando un loco parece completamente sano, ha llegado el momento de ponerle la camisa de fuerza."