La mirada de Waldo Leya no sólo contempla. Es una mirada que escucha los rumores de la vida y del mundo. Al mismo tiempo que alcanza las noches estrelladas y los días radiantes de Cuba, se extiende más allá de la frontera insular habitada por el eterno martilleo del mar
Poesía pura la que expresa Waldo Leyva. Al leerlo, podemos acercarnos a La Habana, Cuba, pero no a La Habana que vemos en las postales, sino a La Habana de Waldo Leyva, con el mar estrellándose en el muro, con el sol machacando las cabezas de sus gentes, con la nostalgia del paso perdido del tiempo. A veces, los mejores libros nos llegan sin querer, como este texto de Waldo Leyva, lo vi en la biblioteca, y al leer dos de sus poemas, decidí leerlo completo. Una lectura encontrada por azar que, siempre estará en mi memoria.