El sexo da mucho que pensar. La sexualidad no sólo rompe cabezas, sino también corazones. Sobre un humilde hecho biológico -el sexo- hemos contruido un gigantesco mundo simbólico -la sexualidad-. La inteligencia transfigura la biología en cultura. Es un tránsito que comienza en la fisiología, atraviesa los tupidos campos de la religión, la psicología, la economía, la política, para llegar a la ética.