Desde su publicación, hace más de cuarenta años, la historia de Corrie ten Boom, una relojera holandesa de la ciudad de Haarlem ha servido de inspiración a millones de personas. Heroína de la resistencia a la ocupación nazi de su patria, ella, junto a toda su familia, arriesgaron su vida para ayudar a los judíos perseguidos y a los jóvenes buscados por los alemanes para deportarlos como fuerzas de trabajo. Después de convertir su casa en un refugio clandestino donde podía acudir todo el que tenía necesidad, y de salvar a cientos de personas, aquella actividad les llevó a probar ellos mismos el sabor de los campos de la muerte. Solo pudo sobrevivir Corrie, y gracias a ello pudo contar por todo el mundo esta historia de cómo la fe acaba triunfando sobre el mal, pues no hay pozo tan profundo donde no llegue la gracia y el amor de Dios.
Recién acabo de terminar de leer “El refugio secreto” de Corrie Ten Boom. Y precisamente hoy, 15 de abril, son dos fechas importantes para la vida de Corrie: la de su nacimiento y la de su muerte. Crecí escuchando hablar una y otra vez de este libro y de su autora durante mi adolescencia pero nunca había tenido la oportunidad de leerlo. Días pasados ojeando libros de un listado, di con él… tremenda alegría! Porque era un libro pendiente y por lo inesperado de encontrarlo sin buscarlo (para mi sorpresa también está en las colecciones de las bibliotecas públicas de Madrid!) y comencé a leerlo. Tremendo relato. Y no de ficción como lo son la mayoría de los libros que tratan el tema de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, sino hechos reales... lamentablemente! Si Ana Frank escribe su diario desde su perspectiva de su condición de judía refugiada, Corrie nos muestra, también en Holanda, el otro lado: el de una familia cristiana que construye un refugio secreto clandestino en su casa para albergar judíos y protegerlos de la caza nazi. Corrie y su hermana pasaron por 3 campos de concentración, cada uno peor que el otro, el último en Ravensbruck donde describe las vejaciones, maltratos y humillaciones a las que eran sometidas todas las mujeres. Pero qué maravilla su testimonio de fe! Con su labor de resistencia a los nazis y por la cual fueron arrestados ella y su familia, salvo la vida de 800 judíos. Por esta hazaña y al igual que Oskar Schindler, Corrie fue nombrada “Justa entre las Naciones”, una distinción que otorga Israel a los no judíos que jugaron un papel activo en defensa de ellos durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. “Quien salva una sola vida, salva al mundo entero.” Es la frase que lleva inscrita la "Medalla de los Justos", que remite a una frase del Talmud y que simboliza la fe en la humanidad... Edith Eger, autora de “La bailarina de Auschwitz” escribió: “Cada uno tiene un Adolf Hitler y una Corrie ten Boom dentro de nosotros. Tenemos la capacidad de odiar y la capacidad de amar. Cuál de los dos tomemos -el Hitler interior o la Ten Boom interior- depende de nosotros".