El Rastro fue publicado por primera vez en 1914, en pleno estallido de las vanguardias, y junto a las Greguerías (1917) y otros textos contemporáneos, abrió la etapa más brillante de Ramóm Gómez de la Serna, aquella que señala el inicio del llamado ramonismo. El autor se iniciaba por esas fechas como un escritor preocupado de los entresijos de la realidad cotidiana, hasta describir lo marginal y lo excéntrico.