EL PUNTO CIEGO

“La literatura, y en particular la novela, no debe proponer nada, no debe transmitir certezas ni dar respuestas ni prescribir soluciones; al revés: lo que debe hacer es formular preguntas, transmitir dudas y presentar problemas y, cuanto más complejas sean las preguntas, más angustiosas las dudas y más arduos e irresolubles los problemas, mucho mejor. La auténtica literatura no tranquiliza: inquieta; no simplifica la realidad: la complica. Las verdades de la literatura, pero sobre todo las de la novela, no son nunca claras, taxativas e inequívocas, sino ambiguas, contradictorias, poliédricas, esencialmente irónicas”. Es el punto de vista del autor, no una imposición… pero que berraca tesis tan interesante: La novela no debe ser resolutiva, porque, al ser así, plasma una sola cara de la moneda; impone una idea que proviene del autor; impide que el lector sea un cocreador de la historia, que sea quien imagina lo que realmente puede suceder, con las matices que provienen de cada imaginación, de la cultura, de la genética misma. Impresionante… Dentro del libro se plasman algunas de las ideas que el autor tuvo la oportunidad de exponer cuando fue invitado a la Universidad de Oxford. No había leído este autor, pero haber terminado este texto me obliga a hacerlo, sobre todo respecto de dos de sus novelas de las que he leído los mejores comentarios: anatomía y soldados. Alerta! Habla de estos libros y de muchos más. Hace énfasis sobre todo en la obra de Cervantes y la pone en el pedestal como la primera obra que permite que el lector sea quien imagine qué es lo que sucede con el personaje: Estaba o no loco el Quijote? También hace referencia a otras obras de autores importantes como Kafka, Melville, Kundera pero, sobre todo, aspecto que me llamó mucho la atención, de la obra de Vargas Llosa. Solamente por esto, a mis amigos lectores sé que les va a interesar lo dicho en este libro. El problema de las novelas, en el fondo, es un problema sobre la moralidad, y Cómo ese problema podría tener una sola solución? Cómo se puede aspirar a que la lectura de cada ser sea la misma que imaginó el escritor? De ahí la importancia de dejar puntos ciegos para que sea el lector quien resuelva, desde su punto de vista, el problema o problemas que se plantearon. Esto permite, a su vez, que un mismo lector, dependiendo del día en que lea, de la época por la que está pasando, tenga lecturas distintas sobre un mismo libro. Sean cocreadores del libro, démonos importancia señores lectores.