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EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO

MARK TWAIN

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8,1

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Sinopsis de EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO

La historia y aventuras de dos niños de apariencia física idéntica: un mendigo que vive con su padre cruel y el príncipe, hijo de Enrique VIII de Inglaterra. "–Y si yo pudiera vestirme una vez, dulce señor, como vos vais vestido; tan solo una vez – Ah! ¿Te gustaría? Pues así será. Quítate tus andrajos y ponte estas galas, muchacho. Es una dicha breve, pero no por ello menos viva. Lo haremos mientras podamos y nos volveremos a cambiar antes de que alguien venga a molestarnos. Pocos minutos más tarde, el pequeño Príncipe de Gales estaba ataviado con los confusos andrajos de Tom, y el pequeño Príncipe de la Indigencia estaba ataviado con el vistoso plumaje de la realeza. Los dos fueron hacia un espejo y se pararon uno junto al otro, y, hete aquí, un milagro: no parecía que se hubiera hecho cambio alguno! Se miraron mutuamente con asombro, luego al espejo, luego otra vez uno al otro. Por fin, el perplejo principillo dijo: –¿Qué dices a esto? – Ah, Vuestra Merced, no me pidáis que os conteste! No es conveniente que uno de mi condición lo diga. –Entonces lo diré yo. Tienes el mismo pelo, los mismos ojos, la misma voz y porte, la misma figura y estatura, el mismo rostro y continente que yo. Si saliéramos desnudos públicamente, no habría nadie que pudiera decir quién eras tú y quién el Príncipe de Gales.

18 reseñas sobre el libro EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO

Voy a aceptar el desafío de @tgaliana y hacer una reseña de un libro que he leído hace varias décadas, pero que se mantiene muy fresco en mi memoria porque me dejó una gran huella y todas las veces me ha removido mucho la conciencia y las emociones. El argumento se basa en la vieja aspiración humana de intercambiar durante un tiempo la existencia propia con la de un extraño, al pensar que esa vida es mucho más sugestiva y deseable que la nuestra. Este tema del intercambio de vidas ha sido recurrente durante toda la historia de la Literatura, pero actualmente es un recurso muy utilizado. En esta obra de Mark Twain, el parecido físico ayuda a que un niño pobre y soñador llamado Tom Clancy, que pertenece a la clase social más baja de la Inglaterra del siglo XVI, se acabe intercambiando con el Príncipe Eduardo Tudor , heredero del trono de Inglaterra e hijo de Enrique VIII, que se siente aburrido en su jaula de oro, a pesar de llevar una vida llena de comodidades y lujos. Ambos han crecido en mundos totalmente diferentes. Sin embargo, un día se encuentran casualmente y Eduardo decide intercambiarse con Tom, aprovechando que son casi idénticos. El príncipe lo ve como un juego que le va a permitir sacudirse el aburrimiento que la produce la vida de palacio, además de proporcionarle la libertad que ansiaba y que era lo único de lo que no podía disfrutar en su vida. Tom, sin embargo, soñaba con el esplendor de una vida de lujos y comodidades que no había conocido nunca, pero que se imaginaba como el logro mayor que un ser humano pudiera tener. Así que intercambian sus ropas y destinos, aunque Eduardo se guarda un as en la manga para recobrar su estatus: esconder el Gran Sello Real que sólo el heredero de la Corona puede tener. Cuando Eduardo sale de palacio empieza a experimentar una vida muy dura, donde el día a día consiste en sobrevivir para tratar de conseguir un mendrugo que comer y lidiar con ladrones, asesinos y desalmados. También le toca pasar hambre y frío y sentise solo, así que no tendrá más remedio que aprender a valerse por sí mismo. Afortunadamente, en sus andanzas conoce a Miles Hendon, un soldado que ha caído en desgracia, pero que es una persona noble. Hendon siente pena por él y se convierte en su protector. En su papel de mendigo, Eduardo tiene ocasión también de tomar conciencia de las desigualdades sociales de su reino y de su inmisericorde sistema judicial, donde los súbditos con menos recursos son quemados en la hoguera, expuestos en la picota y flagelados sin poderse defender debidamente. Gracias a vivir estas experiencias, Eduardo se compromete consigo mismo a ser un rey misericordioso cuando recupere su lugar en el mundo. Mientras tanto, en el palacio nadie cree a Tom cuando dice que él no es Eduardo y él se siente muy profundamente infeliz en su papel de príncipe. El mendigo no sabía que la posición de príncipe implicaba numerosas horas de estudio, conducirse siempre observando un protocolo riguroso, estar en todo momento acompañado y vigilado, tener reuniones, conocer idiomas y hacer siempre lo que otros esperan de uno. Además, su posición se complica aún más cuando Enrique VIII muere y Tom se da cuenta de que va a ser coronado rey y que tendrá que asumir las riendas del gobierno. Al tener noticia de la muerte de su padre, Eduardo consigue volver a ser reconocido como el Príncipe heredero y coronado rey, y por decisión suya, Miles Hendon es recompensado por la ayuda que le ha prestado durante su periplo como mendigo y Tom recibe como agradecimiento el título de “protegido del rey”. Para mí, la verdadera moraleja de esta historia consiste en darse cuenta de que la realidad que rodea a aquello que anhelamos, muchas veces no es tan maravillosa como parece. Y su mejor enseñanza, el proceso de crecimiento personal que siguen los dos muchachos, que les hace convertirse en mejores personas. Esta novela incide en las diferencias evidentes entre las clases sociales y también hace una crítica a las Monarquías absolutas. Desafortunadamente, actualmente las diferencias sociales siguen vigentes y muchos de los privilegiados tampoco hacen nada por ayudar a los estratos menos favorecidos de la sociedad y se limitan a disfrutar de su cómoda vida. En cuanto a la Monarquía, sigue siendo un sistema de designación divina, muy poco adecuado a los tiempos que corren. Se es rey por la cuna, no por méritos personales, académicos o profesionales ni por el esfuerzo y el sacrificio que se haga por llegar a tan alto puesto. Sin embargo, actualmente, muchos políticos también llegan a gobernar por las mismas razones de privilegios de clase o bien por saber medrar en organizaciones políticas donde el tuerto (preferiblemente con pico de oro) es el rey. Desafortunadamente, la Democracia aunque es el sistema político mejor de todos, no es perfecto, y nadie demuestra mucho interés en corregir los evidentes defectos que tiene tal y como está establecido.


El príncipe y el mendigo, es la historia de dos jóvenes que nacieron el mismo día, Eduardo Tudor en cuna de oro y Tom Canty en la pobreza extrema; ellos se encuentran, cambian sus ropas ropa porque planean representar la vida del otro por un día, desconociendo lo que les tenía deparado el destino. Lo planeado no sale tal cual lo habían hecho y el intercambio se extiende, permitiéndoles vivir aventuras y peripecias que les va a permitir mirar la vida de una manera diferente hasta el día que cada uno pueda ser él mismo. El príncipe, se hará más humano ante las necesidades de su pueblo al vivir en carne propia la pobreza de sus súbditos, además sentir el afecto de algunas personas que lo valoran como ser humano y no por su investidura real marca una diferencia en su forma de ver el mundo. Tom, es un gran personaje, siempre soñó con ser príncipe, ahora tiene la oportunidad de comportarse como tal y lo hace a la altura satisfaciendo las expectativas de las personas que integran el reino. Hay un final feliz para los protagonistas principales, es una obra fácil de leer, los diálogos permiten que la narración sea dinámica y ágil. Entre los temas que se plantean encontramos el valor de la familia, la recompensa por una vida honesta, el castigo a los culpables, que tarde o temprano les llega y los sueños que se persiguen con tesón se realizan finalmente. Independiente de la época en que nos toque vivir, la justicia y la honestidad es el camino que debemos seguir.


Cómo reto en ésta ocasión me correspondía leer un libro en el que estuviera involucrada la realeza. Y me decidí por éste clásico de Mark Twain. Dentro de la complejidad de su escritura, con todos esos detalles que brinda, me encontré con una historia muy simple, bonita y con un aprendizaje profundo. Tenemos a dos jóvenes: Tom, el mendigo y Eduardo, el príncipe que, al parecerse físicamente entre sí deciden cambiarse por un día. Pues para cada uno, lo que el otro le cuenta o imagina como vive, es maravilloso. Más, con el correr del tiempo se enfrentarán a una fuerte realidad. Mí personaje preferido fue Tom. Me cuesta elegir al protagonista como favorito, pero su personalidad se me hizo muy agradable. Un joven soñador, que amaba aprender, que luchaba por un sueño tan preciado para él, cómo lo era conocer al príncipe. Hasta lograrlo. Pero con la frase que me quedo es con una de Eduardo y realmente me gustó: "–¿Y qué sabéis vos de los sufrimientos y de la opresión? De eso sólo podemos dar razón mí pueblo y yo, pero vos no."


Éste ha sido un libro muy entretenido acerca de un mendigo nacido en Inglaterra que tenía un padre y una abuela crueles y un gran corazón y un príncipe de Gales que era el hijo nada más y nada menos que de Enrique VIII y que tenía un parecido asombroso con el mendigo. En ese contexto el mendigo y el príncipe se conocen y deciden intercambiarse disfrazándose el uno del otro, dando paso al inicio de un sinfín de aventuras malos entendidos. El príncipe tiene que experimentar en carne propia la realidad de los pobres mientras el mendigo se siente prisionero en una jaula de oro. Es un libro bastante entretenido e ingenios que mezcla hábilmente la realidad histórica con la ficción.


Este libro tiene una buena historia y drama, en lo personal me gustó mucho el libro y la verdad es un libro que recomendaría.


El príncipe y el mendigo es una novela escrita por Mark Twain en el año de 1881. Trata sobre dos jóvenes Eduardo Tudor príncipe de Inglaterra y futuro rey, quien ha sido educado para gobernar a su reino, creció colmado de riquezas y el amor de su familia; y Tom Canty de origen humilde maltratado por su padre y abuela, sin embargo, cuenta con el amor de su madre y hermanas, es instruido por un sacerdote, este le enseña a leer y escribir. Tom Canty asombrado por todo lo que el sacerdote le ha enseñado anhela conocer a un príncipe, algo que sucede, gracias a la crueldad de un soldado, el príncipe al ver esta injusticia corre a su auxilio, intercambian ropas para probar que se siente estar en el lugar de otro, sin pensar que no solo cambiarían de ropas sino de vida. El príncipe de tenerlo todo en la vida, pasa a tener nada solo injusticias por parte de su supuesto padre, él relata la historia de como llegó ahí, pero nadie la cree y solo recibe burlas. Por otro lado Tom al igual dice la verdad y lo toman por loco. A lo largo de la historia se relata las pericias por las que el príncipe tiene que pasar, pero todo esto le ayuda a que cuando recupere su trono gobierne con sabiduría porque ha conocido a su pueblo y a las injusticias que han sido sometidos. En esta novela se encuentran valores como la misericordia hacia el prójimo, la valentía, el honor, la lealtad y la honestidad.


Es una novela juvenil con enormes críticas sociales. Me ha gustado más de lo que esperaba. Es cierto que tiene una dosis de cierta inocencia en el planteamiento, poniendo la figura del príncipe, el príncipe Eduardo (hijo de Enrique VIII de Inglaterra), como un alma angelical que se ha criado en una dogmática disciplina pero de buen corazón. Y a Tom Canty, un pobre mendigo que pese a la violencia de su padre y su abuela, también tiene buen fondo. Es un relato moralista que podría ser tremendamente ñoño. Pero he de reconocer que Twain no se corta en mostrar la maldad humana y ensalzar la esperanza en la buena gente. Habla de injusticias, de rencores y avaricias. Pero también de honor, fidelidad y esperanza. Pese a que suene simplón, tiene suficientes escenas de tensión e inmoralidades que hacen de ella una novela un poco más adulta. A veces puede parecer que Twain legitima la figura del rey o la monarquía. Para nada. Es un personaje principal que emplea para mostrar cómo las leyes pueden ser injustas cuando el que las dicta no es capaz de ponerse en la piel del acusado, entender su situación o aplicar sentencias extremadamente duras, como la pena de muerte. De hecho, Twain al final de la novela denuncia que, aunque las leyes que aparecen en ella son excesivamente duras y crueles (223 delitos acarreaban pena de muerte), las casi coetáneas a su época también implicaban la pena de muerte en catorce delitos. El autor nos invita a reflexionar sobre ello. Por cierto, el libro está lleno de ilustraciones muy chulas de Frank Thayer Merrill. No está nada mal esta novela de Mark Twain.


Un príncipe convertido en mendigo y un mendigo transformado en el principal monarca de una nación. En este corto relato se narra la historia de dos pequeños niños que por casualidad u obra del destino, son identicos fisicamente pero sus vidas, esperanzas y sueños, no podrían ser más distintos. Por una fatalidad o ¿fortuna? estas dos vidas se cruzan y dos aventuras, tanto maravillosas como desastrosas comienzan.


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FRASES DEL LIBRO EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO

Puede haber sucedido, puede no haber sucedido: pero podría haber sucedido.


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