Bruslí debería estar muerto y no lo está. A pesar de ello, este joven se encuentra en el infierno. Su vida cada vez está más fuera de control y él apenas se reconoce en el espejo: problemas con las drogas, con la policía...en algún lugar debe de haber un atisbo de esperanza.
SIN PALABRAS, INCREÍBLE. La forma que tiene la autora de escribir y de transmitir sus palabras a sus lectores es legendario. Usa un lenguaje acorde al personaje, haciendo que sea más real todavía.La historia va saltando del pasado al presente, para conocer mejor al protagonista y su familia y problemas. Me encantaría que los colegios/institutos pusieran este libro como lectura obligatoria para así concienciar a las personas sobre las malas compañías, las adiciones y la familia.
Tendría que estar muerto y no lo estoy. Pero a pesar de no estarlo, me encuentro en el infierno.
Te dan sabiduría los libros, porque retratan el alma de las personas, te ayudan a pensar, a reflexionar, a ver la vida desde distintos puntos de vista, a darte cuenta de tus fallos, a descubrir tus propios sentimientos, a buscar tu camino...