EL PODER DE LA OSCURIDAD

Una vez más nos adentramos en un mundo lleno de magia, donde los Elementos, los planetas, los Dioses y sus Casas tienen una importancia crucial para guiar a los magos a lo largo de su destino. Paula de Vera crea un mundo mágico estructurado al detalle, sin dejar ningún matiz en el aire, logrando una ambientación que roza la perfección. Todo esto conlleva a un exceso de descripciones de rituales, vestimentas y costumbres completamente necesarias para que el lector pueda adentrarse de lleno en la historia. En este libro aparecerán personajes ya conocidos en el libro anterior y algunos nuevos, volviendo la lectura algo compleja ante tanto nombre y poder asignado dependiendo del signo zodiacal que rige a cada uno de ellos. Pero no hay que dejar que esto amedrente al lector porque la autora se encarga de orientarnos en todo momento ya sea por los colores de sus ropas, símbolos que porten o nombrando la Casa a la que pertenecen. Aún así, la trama no se ve afectada por no llegar a conocer a todos los personajes. El libro se presenta escrito en tercera persona por un narrador omnipresente que cabalga por la historia saltando de perspectiva en perspectiva. En cada capítulo se conocen dos o más situaciones dadas en el mismo momento pero en lugares diferentes o con otros personajes. Así, a pesar de estar centrada la obra en los protagonistas, conocemos más historias de los secundarios e incluso de los antagonistas. Un acierto si, como a mí, te gusta conocer a ambos bandos. El título fue algo que me atrajo porque la oscuridad siempre ha ido acompañada de connotaciones negativas y la curiosidad me empujaba a conocer el punto de vista de la autora sobre este aspecto y debo decir que no me ha desagradado el enfoque que le ha dado a aspectos siempre considerados negativos como los filtros de amor, los Dioses de la muerte, el Inframundo… todo ello presidido por una portada donde se muestran los cuatro elementos en un diseño que imita los mandalas del budismo. Lo cual nos lleva de nuevo a la manera magistral de Paula a la hora de mezclar diferentes religiones y culturas —clásicas, nórdicas y celtas en concreto— en una armonía exquisita. El breve prólogo de apenas una página de longitud obliga al lector a seguir con la lectura de la obra porque le deja lleno de incógnitas que se revelarán a lo largo de los veinticuatro capítulos que componen el libro y su epílogo que lo cierra dejando demasiadas nuevas incógnitas en el aire. Cada capítulo tiene un título bien elegido, escondiendo una simbología en ocasiones muy sutil pero siempre relacionada con los acontecimientos narrados en él. No son capítulos demasiado extensos y el hecho de que estén divididos en diferentes escenarios, aligera su lectura sin hacerla monótona en ningún momento, haciendo que el lector quiera seguir leyendo para retomar escenas cortadas en momentos cruciales para dar paso a otras. El estilo empleado por la autora es sencillo, cayendo en ocasiones en la repetición —expresiones como “acto seguido” se convierten prácticamente en un ensalmo a lo largo de las páginas del libro—pero logrando con su estilo cercano que la extensión de la obra no asuste a un lector promedio, siendo una lectura ágil y sin dificultades para su entendimiento. Un libro para amantes de la fantasía y los mundos de la magia y una lectura introductoria ideal para los que aún no se han adentrado nunca en este género.