Hay en la actualidad un creciente interés por la ética. Contrastante con la indiferencia que mostraron hacia ella algunas filosofías representativas del siglo XX. Esto podría ser señal de un genuino empeño por superar la crisis de la moralidad, pero también podría ser síntoma de la crisis misma: hablar de �moral� y �valores� se ha vuelto lugar común, sujeto a banalizaciones, distorsiones y manipulaciones mercadotécnicas. En este contexto, Juliana González se pregunta qué se espera hoy de la ética, qué necesidades tendría que atender, y en su respuesta subraya una condición: obtener una comprensión integradora de los diversos factores del mundo ético para verlo en su intrínseca complejidad. En su opinión, la ética no puede desprenderse del impulso de la fuerzas irracionales o extrarracionales que, junto con las racionales, son componentes del mundo moral. En este libro, que equilibradamente atiende tanto a los fundamentos teóricos como a las consecuencias y aplicaciones prácticas de las propuestas en él trazadas, la autora da nuevos alcances a una preocupación que siempre ha marcado su búsqueda filosófica: ubicar las raíces ontológicas de la ética en la ambigüedad constitutiva de lo humano, reconocer el origen humano del mal y a la vez recobrar la posibilidad de la bondad, la cual, aun en su insuperable fragilidad, se revela como expresión eminente del poder eros, símbolo de la naturaleza humana aceptada en su claroscura y dialéctica significación.