La preocupación por la memoria, individual y colectiva, como señal de identidad y clave explicativa del presente, ha estado siempre latente en toda la obra de Manuel Vázquez Montalbán." El pianista" es la primera novela del autor en la que el papel de la memoria es absolutamente central, y en la que muestra con claridad cómo la memoria individual está profundamente entrelazada con la memoria colectiva. La novela responde claramente al momento histórico en que fue escrita en su versión definitiva y publicada (1983-1985), queriendo incidir como una reflexión intelectual, emotiva y moral sobre la dinámica de la memoria y el olvido, tanto en el ámbito político como histórico y social. En su novela, Vázquez Montalbán nos cuenta el dolor y la pena de la historia. Frente al triunfalista discurso oficial y la desmemorización general, el autor quiere intervenir en este contexto para reivindicar la memoria de aquellos que lucharon por un mundo mejor frente a la adversidad, y al mismo tiempo reivindicar esa memoria como una fuente de conocimiento necesaria para entender la situación del presente y vislumbrar la posibilidad de un futuro diferente.
He leído esta novela de Vázquez Montalbán después de haber leído algunosnde sus libros de la serie Carvalho y sus artículos en la revista Treball. Y quiero seguir leyéndolo. Una novela que liga, como las grandes, la vida con la historia. El arribista al poder lo confronta con el que, humildemente, decide ser fiel a sus principios (porque los tiene). La novela está dividida en tres partes. La primera ocurre en 1984, la segunda en 1946 y, la tercera, en 1936, en julio. Las dos primeras partes ambientadas en el Raval de Barcelona y la tercera en París. Como protagonistas principales dos músicos: Albert Rosell y Luis Doria. La cara y la cruz. En ella se desgranan todos los colores del desencanto. Pwro también la luz de la esperanza en el futuro. Rosell encarna la humildad, la meritocracia (siempre puesta en duda) de las clases humildes y el compromiso. Luis Doria representa el arribismo, el "arte por el arte" y el peor de los cinismos (y por ello falso, el que no desafía al poder). No voy a contar más del argumento porque creo que merece ser leído. Una de las mejores novelas de la memoria escritas en España y, más aún, publicada en 1986, cuando la mayor parte del "progresismo" pensaba en colocarse o en el los próximo juegos olímpicos y no en cómo restituir la memoria de los que dieron sus vida por que España tuviera una democracia digna de tal nombre. ¡Leedla!
Tenía ganas de leer a Vázquez Montalbán, pero mi interés estaba por sus novelas más conocidas del detective Pepe Carvalho. “El pianista” no estaba en mi radar y, lo cierto es que, me ha gustado. Una novela a la que no habría accedido si no fuera por la propuesta de un club de lectura. “El pianista” es una obra muy bien inteligente, totalmente reflexiva y muy bien planteada. Esconde en sus líneas mucho más de lo que se lee de primeras. Es cierto que tiene muchos diálogos y escenas que parecen aportar poco a la historia. Pero, cuando la terminas, te das cuenta de que ayudan a reforzar la historia subyacente: de vencedores y vencidos, de luchadores y voceros, de idealistas e idealizados. Para empezar, sorprende su estructura en tres actos, regresiva en el tiempo y lejos del obvio y convencionalista planteamiento-nudo-desenlace. Aunque es un espejismo. Realmente sí lo es. Lo que ocurre es que el lector en el primer acto no sabrá quién es realmente el protagonista e hilo conductor de la novela, pese a que el título da una pista importante. Tenemos a unos personajes en la Barcelona de principios de los ochenta, viendo nuevas oportunidades con el cambio político tras la muerte del dictador. El autor hace un retrato del momento que vivía. Y para ello le basta con relatar una noche con los personajes de Ventura, Luisa, Schubert, Irene y Delapierre. Juntos se van de fiesta a un local donde hay un espectáculo de figuras importantes del travestismo español. Allí coinciden con un ministro y el personaje de Luis Doria, figura clave en la novela. Ocurren muchas cosas: buenos diálogos, geniales reflexiones… Pero, sobre todo, ya se plantea el tema clave de la novela: el idealismo contra la ética del fracaso. El siguiente acto, hace un salto importante en el tiempo. Nos sitúa pocos años después de la guerra civil. Los protagonistas son todos perdedores o maltratados por la guerra que ha asolado el país. Les han despojado de todo, desarrapados de idealismos y adaptados al tiempo que les toca vivir. Albert Rosell, el pianista, del que se empiezan a leer sus primeros diálogos, ha salido hace poco de la cárcel de San Miguel de los Reyes y necesita tocar un piano por encima de todo. Eso desarrolla una escena de viaje por los tejados de Barcelona y que termina un emotivo encuentro. El último acto transcurre en la primavera del treinta y seis en París. Albert Rosell es un músico que, junto con Teresa, a viajado a París con su amigo Luis Doria. El objetivo es empaparse de la actualidad y todo lo que una ciudad contemporánea y cosmopolita como París puede ofrecer. Aunque los planes de Doria van por otro camino: convertirse en una figura de referencia para todo y por encima de todo. El plano político tiene mayor peso, los debates ideológicos lo es todo, el contrapunto entre el ansia de ser idolatrado de Doria con las ganas de aprender y desarrollarse de Rosell plantea profundos conflictos. Quizá es la parte más densa de la novela, más política, menos ágil en cuanto a situaciones y diálogos, pero también la que le da un completo sentido y cierra el círculo para poder entender la primera parte. Y es que la historia se repite: Ventura y Schubert son la versión actualizada de Rosell y Doria. La lucha entre vivir y persistir. Otra novela de las que se quedarán durante días en tu cabeza… Así que recomendada.