Nada deja de constituir sorpresa en las novelas de Jorge Amado, que ha hurgado con maestría y sagacidad en los aspectos mágicos de la vida de su país, llena de contagiosa fascinación. Aunque se trata del primer libro del narrador nordestino, El país del Carnaval (1930) muestra ya las esenciales virtudes de esa visión popular en qué Amado impregnó toda su obra.