Tres libros fundamentales publicados por Borges en los años sesenta. El otro, el mismo (1964) ilumina poéticamente zonas recurrentes de su universo literario: Buenos Aires y los compadritos, las culturas helénica y anglosajona, la literatura y la filosofía, la conjetura de que todos los hombres son uno, el mismo. Para las seis cuerdas (1965) evoca el mundo de las milongas porteñas de finales del siglo XIX, que Borges alcanzó a conocer en su juventud y por el cual siempre tuvo admiración. Elogio de la sombra (1969), finalmente, incorpora al repertorio borgeano dos temas que cruzarán toda su obra de madurez: la ética y la vejez.
No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz.
Bienaventurados los que no tienen hambre de justicia, porque saben que nuestra suerte, adversa o piadosa, es obra del azar, que es inescrutable.
Tampoco le ha faltado a mi vida la amistad de unos pocos, que es lo que importa. Creo no tener un solo enemigo o, si los hubo, nunca me lo hicieron saber. La verdad es que nadie puede herirnos salvo la gente que queremos. [Elogio de la sombra. Prólogo]
La poesía no es menos misteriosa que los otros elementos del orbe. Tal o cual verso afortunado no puede envanecernos, porque es don del Azar o del Espíritu; sólo los errores son nuestros. [Elogio de la sombra. Prólogo]