El negro artificial es un cuento raro, no por la narración ni el argumento, sino por lo que pretende decirnos O'connor, que ahí te lo deja y San Pedro te bendiga. Un niño huérfano vive en el campo con su abuelo. Este lo lleva a la gran ciudad para que vea que no todo son ventajas, por supuesto el abuelo le hará alguna cosilla al nieto, que maldita la gracia. La autora nos muestra a ojos del anciano a la raza negra como si fuera el coco, como algo de lo que huir. Supongo que el relato trata de poner sobre la mesa un racismo del siglo pasado, hereditario y con la cultura del miedo con un personaje absolutamente irrespirable, el abuelo. En su aparente inocencia, sin sobresaltos, sin un ápice de violencia lleva al personaje a su extremo con su enfermizo pensamiento y pleno convencimiento de lo que es un negro. Un cuento que da mucho más juego en la reflexión propia que en el hilo conductor y es que a estos norteamericanos les gustaba mucho jugar con lo no contado y que el lector trabaje y deduzca. ¿Quedarán aún muchos pensamientos así en el sur?