Tökland es el centro de reunión de aventureros, descifradores de enigmas, científicos, periodistas, astrólogos y detectives de todo el mundo. Muchos son los que intentan descifrar el mayor enigma múltiple de todos los tiempos, pero sólo uno logrará acercarse al final del laberinto y revelar el misterio de la isla.
Recuerdo la ilusión con la que comencé con 12 o 13 años esta colección de Austral Juvenil, que en realidad era un retapado de los libros que ya llevaban años en las librerías y bibliotecas de todo el país. En la primera entrega venía este título junto con otro llamado Sopaboba. Incluso venían unos cupones en cada entrega con el que prometían premiar a los fieles inscriptores. Y empecé la colección pero no pude completarla. El kiosquero tuvo problemas con el distribuidor y dejo de recibirlos puntualmente. Algunos títulos anunciados que me llamaban la atención tuve que "resignarme" a leerlos en la biblioteca del barrio. Casi 30 años después he podido terminar la colección gracias a chollazos que encontraba en webs de segunda mano. "¿Para qué los compras ahora, si no los vas a leer?" ¡Uy que no! Con la excusa de que son lecturas fáciles y que puedo revisarlas para ver cuáles pueden interesar a mis hijos según sus gustos y edades, me he liado la manta a la cabeza y he empezado por todo lo alto, por el primero... Por mi espinita clavada de mi juventud. Y es que El misterio de la isla de Tökland me atraía muchísimo de pequeño, pero reconozco que fue un libro que no pude terminar de leer. Y en esta relectura he comprendido los motivos. El arranque no es precisamente el más adecuado para un niño de 12 años, y tan infantil como era yo: hay un proceso de selección burocrático largo y lleno de papeleos y palabras que seguro que me sonaban a cosas que había leído en la cartilla de la seguridad social de mis padres. Hay una explicación algo farragosa sobre las condiciones especiales en las que un gobierno cede los derechos de una isla a un millonario excéntrico. Y para colmo, hasta que no acaba la primera parte, ¡no llegan a la isla! Y, encima, ¡me cambian al protagonista de repente! Lo que quiero decir es que este libro no es para niños, sino para adolescentes. Yo creo que la edad mínima recomendada sería de 14 años. Y mi prematura lectura creo que condenó al libro al ostracismo. Pero ahora ¡por fin lo he terminado! Y lo que me he encontrado es un relato extraño lleno de excentricidades, acontecimientos apresurados, personajes especiales y un continuo desafío. Bien narrado y originalmente estructurado, lo que más me ha llamado la atención es la capacidad del autor en ir generando expectación sobre un misterio que los personajes sospechan que existe en la isla y deben descubrir sí o sí. Joan Manuel Gisbert va trabajando, página a página, para ir contaminando al lector en la necesidad de descubrir cuál es ese misterio final que hay oculto en la isla y que acabará por afectar a los protagonistas y el mundo en el que viven. Tengo la sensación tras su lectura que esta novela parece pertenecer a un universo propio creado por el autor, en el que algunos de los protagonistas o lugares posiblemente ya hayan aparecido en anteriores trabajos suyos y se dirijan hacia un propósito final que se iría definiendo en posteriores novelas. Tendré que investigarlo...