Esta obra nos revela los horizontes de seguridad, felicidad y realización personal. Una poderosa fuerza que motiva para lograr el milagro personal. En estos tiempos de violencia y desamparo, los seres humanos necesitamos desesperadamente tener fe que nos brinde esperanza, aliento, paz mental e ideales y sobre todo recuperar la confianza en nosotros mismos.
Interesante , creo que necesitaba leer algo asi, pero definitivamente me gustó mas "El vendedor mas grande del mundo" de este autor 😊
He leído este libro 3 veces y definitivamente es una de mis favoritas, Mandino, menciona a varios autores de la Literatura Universal como si el mismo hubiera estado en el momento en que pensaron en la idea, nos hace ir más allá de nuestro concepto sobre nosotros mismos. Es una lectura fácil y con precisión para las personas que necesitan un toque en el alma.
Leyendo el libro por segunda vez despues de muchos años. Y todavia muchos pensamientos que pueden aplicarse aen la actualidad.
Está muy lejos de su primer libro. Es una historia sencilla con toques fantásticos pero nada especial.
Aquí Og Mandino trae una historia sosa que trata de ser conmovedora, ubicada en el mundo real con un argumento totalmente tonto e inverosímil (lo irónico es que ya sabemos que es ficción) e intenta de forma forzada atraer los sentimientos del lector, y de hecho con la mayoría lo logra. Al leer el párrafo final de la historia te quedas con un signo de interrogación emanando de tu cabeza. No le mete mucho esfuerzo e imaginación, obvio sabia que su nombre en la portada era garantía de venta. Hay un "memorandum de Dios" que está interesante de leer, pero realmente sólo te dice lo que quieres oír y nada más.
Ritcher dijo: Como un sueño de la mañana,la vida se vuelve mas brillante mientras màs vivimos, y la razòn de todas las cosas aparece mas clara. Lo que nos ha preocupado antes nos parece menos misterioso, y las sebdas tortuosas parecen ser màs rectas cuando nos aproximamos al fin
la mayorìa de nosotros construimos prisiones para nosotros mismos y despuès de vivir ahì oir algùn tiempo nos acostumbramos a sus paredes y aceptamos la premisa falsa de que estamos encarceladsos para siempre