Gibrán Jalil Gibrán (1883-1931) había pensado escribir, bajo el título de El profeta, una trilogía cuya primera parte fue ese célebre libro; si en él aborda las relaciones del hombre con el hombre, en la segunda, EL jardín del profeta, expone su punto de vista sobre las relaciones del hombre con la naturaleza; la tercera, que no llegó a escribir, La muerte del profeta, analizaría las relaciones del hombre con Dios. El Jardín del profeta es, por tanto, continuación del libro que tanta fama diera a su autor, que trató de fundir dos mundos, Oriente y Occidente, en lo que tienen de más esencial y místico, con el propósito de impulsar al hombre hacia la divinidad y la paz interior. Arena y espuma recoge aforismos, frases y dichos de Gibrán, pacientemente reunidos por sus discípulos; son la quintaesencia de su pensamiento y de su pulso vital: "He puesto en él, entre sus granos, granos de mi corazón... porque en los anhelos de todo hombre y toda mujer hay un poco de arena y un poco de espuma."
Un jardín es naturalmente un lugar fabuloso, un regalo para la vista, una cascada de sensaciones ante la imponencia de lo natural. El Jardín del Profeta, no nos narra que flores lo habitan, que olores lo pueblan. Sin embargo, si que nos da la muestra de las diferentes especies de sentimientos, emociones, intereses y valores humanos que debería poblar completamente la vida individual de cada humano y la vida total de la humanidad. Con nostalgia quizá con tristeza, el Profeta ve como sus amigos y seguidores de un éxtasis espiritual pasan a una ansiedad de retirarse, de regresar a la vida mundana que los ocupa. La semilla queda sembrada, sin duda alguna florecerá con el tiempo, en su propio tiempo, en los corazones de cada persona. El mismo Profeta comprende y ama que sus últimos días solo indican el pronto regreso a nuevos, quizá repetidos, primeros días, en otra vida, en donde quizá coincidirá nuevamente con amigos, familia, seguidores. Un pequeño libro, con páginas llenas de profundas reflexiones.