«Debes florecer donde has sido plantada», le aconseja su abuela a Christine Bölz, una sirvienta de diecisiete años. Pero ella quiere conocer ese mundo que hay más allá de su pueblo, apenas vislumbrado gracias a la música, los libros... y a Isaac Bauerman, el hijo de la acaudalada familia judía para la que trabaja.El futuro que ambos sueñan compartir tropezará con obstáculos más insalvables que su origen social. Bajo el régimen de Hitler, en Alemania se aprueban nuevas leyes que prohíben a Christine volver a su trabajo y tener cualquier relación con Isaac. Pero ella se enfrentará a la ira de la Gestapo y los horrores de Dachau en su afán por estar con el hombre a quien ama, por sobrevivir al horror y, finalmente, preservar la verdad.Una novela inolvidable sobre el valor y la decisión, sobre las atrocidades y el sufrimiento de la guerra y el empeño en no renunciar a la esperanza.El jardín de Dachau es una conmovedora historia de heroísmo y pérdida; un testimonio de la fuerza del espíritu humano y el poder que posee el amor para superar las circunstancias más inconcebibles. Su hábil narración y sus intensos personajes lo convierten en una lectura francamente memorable.Pam Jenoff, autora de The Ambassador DaughterEsta novela es en ocasiones dolorosa, pero también es una grata historia de amor ambientada en una de las épocas más difíciles de la historia humana.T. Greenwood, autor/a de Two RiversUna conmovedora historia de resistencia humana y amor imperecedero durante la Segunda Guerra Mundial.
Una historia dura, emotiva y desgarradora que disfruté y sufrí de principio a fin. Absolutamente recomendada!
No me gusta leer libros relacionados con el Holocausto, más que nada porque entre tanta lágrima me cuesta ver lo que leo, pero como últimamente no leo ninguna sinopsis y voy dejando que me sorprendan vuestras recomendaciones pues a veces me encuentro metida en estos líos. Es un buen libro pero hay que tener en cuenta que está escrito por una estadounidense de padres alemanes. Intenta y creo que consigue reflejar que no todo el pueblo alemán fue culpable, pero creo que se le va la mano con el patriotismo hacia EEUU.
El cartel más reciente mostraba a una atractiva pareja rubia con dos niños rubísimos de mejillas sonrosadas, y debajo el lema: «Casaos bien ¡por la raza, la salud y la militancia del partido!».
Allá en Dachau nos daban un cucharón de caldo y una rebanada de pan duro al día. Nos alimentábamos de insectos y roedores. Los hombres se peleaban por el reseco cuerpo de un ratón muerto