En este cuento el personaje principal el Maestro Daru, valora el ser un afortunado ya que tiene sus necesidades básicas satisfechas, en condiciones donde otros por la sequía no las tienen; vive solo, valora y hace lo posible por mantener su soledad. Aunque le obligan a entregar a un prisionero árabe a una comisaría cercana, como una orden del estado, Daru decide tratar a ese prisionero como un huésped, lo atiende, le da las comodidades posibles para poder al día siguiente dejarlo ir y confiar que ese hombre no le hará daño durante su estancia, y que irá sólo a entregarse a su destino, con los medios que el maestro le ha proporcionado, ya que no quiere acompañarlo. No busca su amistad, ya que él solo desea su soledad y seguir con su sistema de vida.
En el Huésped, se acentúa el existencialismo de Camus. El personaje, un ermitaño recurrente, valora lo que posee para sobrevivir en medio de una sequía y una guerra interna. Lo humano de Daru es sorprendente, alojar a un prisionero y catalogarlo como huésped. Y, como siempre nos toca a los maestros tomar decisiones tan delicadas. Entre la vida y la muerte.