"En medio de la tormenta se revelaba que la vanidad del hombre era el verdadero motor de la vida" S. C. En un pueblecito perdido de Nebraska se levanta un hotel pintado de un vistoso color azul, cercano a la estación de tren, que regenta un irlandés. Atento a su negocio, una mañana de invierno ve que de un vagón de pasajeros se apean tres hombres e inmediatamente los convence para que se alojen en su hotel. Al calor de una estufa, mientras fuera ruge una descomunal ventisca, se organiza una partida de cartas que acaba con la acusación por parte de un jugador de que otro hace trampas, seguida de una violenta pelea y un imprevisto desenlace. La prosa de Crane, en la que coexisten la densidad y la ligereza, es el vehículo idóneo que le sirve para describir las fuerzas a veces indefinibles que alientan en sus personajes. En El hotel azul, el miedo y la muerte es el persistente leitmotiv que da sentido a la historia.
El pintoresco hotel que stephen crane dibuja en medio de la nada sirve como alojamiento de una trama que pese a previsible, entretiene. Aderezado de una oportuna ventisca, tres personajes de dudosa reputación y a cual más raro se apean de un tren de mercancías y son invitados por las bravas a alojarse en el bendito hotel caído del cielo. De entre ellos, un sueco paranoico con la idea de que va a ser asesinado, hará las delicias del lector. Una partida de cartas y un desenlace esperado nos conducirá hacía un final distinto, pero igual. El autor mezcla partes densas y ligeras en un difícil equilibrio que mantiene con suficiencia pero sin genialidad argumental. La parte más notable del texto, son sin dudas los personajes y sus peculiaridades. Novela corta o relato largo, cómodo de leer, con absurdos diálogos que son la salsa a lo predecible.
Una historia corta y sencilla de leer. Donde podemos a tres hombres en un hotel, alcohol y una serie de vemos desafortunados. Sin duda una historia única que te atrapa a lo largo de sus páginas.