EL HOSPICIO DE BAKERSHIRE

Sinopsis de EL HOSPICIO DE BAKERSHIRE

Alguna vez, un alumno de mis primeros talleres de teatro planteó, como quien declara principios, que él no soñaba. Y punto. Esto era así. No había modo de moverlo de su postura, ni siquiera para considerar la remota posibilidad de que terrible acto onírico sucediera más allá de alguna conciencia negadora.Claro, pasó el tiempo y pasaron cosas. El alumno creció en edad y sabiduría, en sensibilidad creativa y afectiva. La vida, la pasión, su poesía, el estudio, Chopin, el fuego, el amor, los hijos. En algún momento del recorrido, los sueños ganaron con contundencia la batalla y comenzaron a ser reconocidos por él. Parece ser que no bastó que esto quedara en el arrugado espacio de una almohada o en el comentario de un café. Necesitó soñar más que lo que sonaban sus sueños.José Luís Vega sueña, siente. La elaboración, de lo que sueña, de lo que siente, lo moviliza en emoción y en pensamiento. En reflexión. En la necesidad de hundirse y bucear filosóficamente en éstas, sus pasiones. Y ni sus poesías, ni una novela serían tan vivas como el estallido del texto teatral. Él necesita del teatro para pensar rigurosamente la filosofía, y a su vez necesita liberar su sensibilidad de admirable distinción para que el pensamiento nunca deje de ser una presencia deslumbrante, tierna, original. Todo esto permitiendo que el lector - espectador pueda seguir la acción dramática. Uno de sus personajes dice: 'íAdorable el arte de decir en la escena lo que es necesario que sea tan escuchado!'