El 25 de julio de 1897, Jack London , un joven de veintiú años de origen humilde que se ganaba la vida con la pesca clandestina de ostras en la bahía de San Francisco, decidió probrar suerte y se embarcó en el vapor Umatilla rumbo al valle del Klondike, en la lejana Alaska, seducido por las noticias que traían algunos aventureros sobre la aparición de vetas de oro en tan inhóspito lugar.
Que Jack London es un genio a la hora de ambientar una novela no pillará de sorpresa a nadie. Pero en esta novela corta, la primera que escribió, por cierto, me ha faltado algo de movimiento y acción que he leído en otras del mismo autor. Un joven Mackenzie decide ir a Alaska a ganarse la vida y se encapricha dela hija del jefe. Bueno, pues eso es todo, son alrededor de 100 páginas que creo hubieran dado para desarrollar un poco más los personajes si hubiera dejado de describir hasta las motas de polvo que se levantaban al andar. London tiene novelas muy cortas que me han embelesado durante sus pocas horas de lectura, pero este no lo ha conseguido, no os lo recomiendo, aunque se termine en menos de dos horas, no me ha dejado nada de poso.