La cocina en miniatura es un arte delicioso. De hecho, cualquier plato reducido a un par de bocados sublimes y acompañado de un buen vino puede constituir una tapa tan lustrosa como las tradicionales patatas bravas o los calamares a la romana. Y es que una tapa no deja de ser una porción de un plato principal (recordemos, por ejemplo, los platillos de arroz que se sirven en los bares valencianos), pero también un elaborado artificio de sabores, colores y texturas fundidos en un solo bocado. En este libro ambas opciones se dan la mano en un largo repertorio de recetas que abarca desde los pinchos más tradicionales hasta los platos más singulares, como la sopa de zanahoria y naranja, que se puede servir en"chupitos", o la tortilla de aguacate. Una serie de postres pone el broche de oro a un recetario concebido para disfrutar cocinando y sorprender, de forma muy sencilla y con productos de mercado, al más exigente de los comensales.