Cuando a principios de 1945 se perfilaba una catastrófica derrota, a veces se oía decir a los alemanes que preferían «un fin con horror que un horror sin fin. Fue «un fin con horror» lo que experimentaron, de un modo y una magnitud sin precedentes en la Historia. El fin causó destrucción y pérdidas a una escala inmensa. Mucho de ello se podría haber evitado si Alemania hubiera estado dispuesta a ceder y aceptar las condiciones de los Aliados.