El profesor Gaspar Ganijosa, un perdedor con ínfulas literarias e insatisfacción afectiva profunda, bloqueado en su trayectoria homoerótica en una dura encrucijada de su vida, asiste al inesperado protagonismo de la parte más visible de su sexualidad, que corta el nudo gordiano de su existencia y precipita al protagonista y a sus lectores en un mundo de desembridada y estimulante imaginación.Con excelentes trazas de escritor, Leopoldo Alas construye así una fábula tan rica en imaginación divertida e incluso delirantemente visionaria como reveladora respecto a verdades muy hondas de esta vida en la que, en palabras de Jaime Gil de Biedma «siempre, siempre, somos peores que nosotros mismos».