EL ETRUSCO

En mi niñez pude disfrutar de una magnífica biblioteca, que se convirtió en mi gran compañera después de que me descubrieron una rara enfermedad que me impidió interactuar con otros niños, por lo que tuve que recibir clases privadas durante mis primeros años. Gracias a los avances de la medicina, la enfermedad se curó, pero mi pasión por los libros no se fue con ella. Dentro de la mentada biblioteca había una colección de libros de tapa dura, color gris, creo que de finales de los años cincuenta o principìos de los sesenta, publicada por Ediciones Selecta de Buenos Aires (creo que así se llamaba). Dentro de esta colección había varias joyas, entre las cuales se contaban cuatro libros de Waltari: Sinuhé el Egipcio, Michael el Renegado, El Ángel Sombrío y El Etrusco. Cuando comencé la primera de ellas -la verdad no recuerdo cuál fue, porque las leí todas en relativamente muy pocos días- le empecé a tomar el gusto a las novelas históricas y Waltari se convirtió en mi autor favorito, desplazando a Emilio Salgari y sus aventuras de piratas. Estos cuatro libros de Waltari guardan mucho en común, y las semejanzas se acentúan cuando se leen de corrido, como hice yo. En ese momento estaba tan encantado, que no le presté atención a este hecho, pero después de unos años empecé a creer que Waltari no había logrado la fama que se merecía porque sus libros se vuelven un tanto repetitivos. Si uno lee uno solo, no hay problema: es una lectura bastante entrenida, de esas que lo transporta a uno a otro tiempo. Cuando uno empieza a volverse más exigente, se da cuenta de los lugares comunes: por ejemplo, el origen del porotagonista casi siempre es similar, al igual que el ciclo narrativo conserva una estructura que se repite y los personajes secundarios tienen rasgos similares a los de otros libros. Mi consejo, es que no lean todos los libros de Waltari porque se van a desencantar un poco. Lean uno o dos, máximo, y encontrarán una lectura agradable y amena. Si son muy puntillosos con el contexto histórico, podrán encontrar uno que otro gazapo, que a la hora de pasar un buen rato bien pueden obviarse. Este libro en particular, se refiere a las aventuras de Lario Turmo, un personaje inventado, y a su periplo por Delfos, Sicilia y Roma, siempre con lujo de detalles, una narración exquisita y una introspección psicológica y filosófica de los personajes que hacen que el libro valga la pena.

Mas que un libro de narrativa histórica parece de novela rosa