Estamos en el 2010. Dentro de dos años se cumplirá el centenario de un suceso que ha obsesionado al mundo: el hundimiento del Titanic. Los restos del que fuera el mayor y más famosos transatlántico yacen a cuatro mil metros de profundidad, en el fondo del océano Atlántico, cual perenne recordatorio de la fragilidad de la técnica frente a los embates de la naturaleza. Un siglo después, el afán de sacarlo a la superficie es irresistible. Sin embargo, el Titanic oculta un inquietante secreto que puede cambiar el futuro del mundo
Es una novela que muestra a un Arthur C. Clarke muy poco inspirado; los personajes parecen ser simples autómatas científicos sin sentimientos; hicieron falta más descripciones sobre la recuperación de los restos del barco; la escasa trama es finalizada bruscamente al grado de que el lector se queda con la idea de que el autor ya no sabía qué más agregar a la historia.