EL ESLABON PERDIDO

GERCHUNOFF PABLO

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Sinopsis de EL ESLABON PERDIDO

1 reseñas sobre el libro EL ESLABON PERDIDO

Cuando se cumplen 100 años de la llegada al gobierno del primer presidente elegido por el voto universal, secreto y obligatorio Gerchunoff nos interpela con un libro de historia de la política económica ejecutada por los radicales Yrigoyen y Alvear entre 1916 y 1930. Los acontecimientos internacionales que abren y cierran el período, enmarcan la magnitud del cambio que estaba sucediendo en el mundo. En 1914 había estallado la Gran Guerra que, entre otras consecuencias, desarticula un sistema comercial “globalizado” regido por el patrón oro. El ciclo concluye en medio de la crisis financiera de 1929-30, que termina con las economías abiertas y genera profundas reformas en el capitalismo. El autor se plantea dos inquietudes centrales: ¿cuál es el patrón de crecimiento que se va delineando en la Argentina? , ¿cuáles son los efectos de la interacción entre una economía sacudida por los acontecimientos y la novedosa democracia naciente?. Para la primera cuestión, deja de lado las interpretaciones canónicas que califican la época como período de “transición” ó “demora” e intenta mostrar los claroscuros de la política en las decisiones fiscales y monetarias y su influencia sobre el nuevo cuadro social que se va conformando en el país. Al abordar la confluencia entre economía y democracia y sus efectos sobre la distribución del ingreso, los salarios y el empleo pone el acento en las políticas públicas deliberadas que, unidas a los hechos externos, generaron mejoras en los salarios reales. Paralelamente, y como telón de fondo, analiza, lo que llama “la cuestión macroeconómica principal que enfrentaron los gobiernos radicales”: para 1916 el agotamiento de la tierra fértil ponía un interrogante sobre el futuro de la economía, que debería buscar otras alternativas de crecimiento que le evitaran caer en una dinámica de endeudamiento insostenible. Con una erudición y una perspectiva histórica admirables analiza las medidas relativas al gasto público y su creciente importancia ante las demandas de su base electoral. Los modos de financiarlo y los debates acerca del impuesto a las ganancias y las rentas aduaneras, así como la distribución territorial del gasto, son descriptos desde el punto de vista político, con posiciones que recobran actualidad en discusiones que aún no han sido saldadas. La política monetaria y las dificultades para la creación de dinero en medio de la vigencia, aunque restringida, del patrón oro, frente a una sociedad y una estructura productiva que aumentaban su demanda es otro de los aspectos que se recorren en el libro. La descripción de las decisiones de ambos gobiernos a través del manejo de los encajes bancarios del Banco Nación, muestran a este como artífice de la política monetaria y precursor de un futuro Banco Central. Quedan del texto algunos hallazgos acerca de esos gobiernos radicales, como el “sesgo obrerista” que los lleva a amortiguar las consecuencias sociales derivadas de los ajustes impuestos por las condiciones externas. A modo de ejemplo, tal vez curioso, aparecen las retenciones móviles aplicadas a las exportaciones a partir de 1918, que limitaron el precio de los alimentos. En forma paralela y con la misma preocupación acerca de los salarios, la reducción del gasto público se concentró en la reducción de la inversión y se estableció una ley de salario mínimo. Otra medida, esta vez de Alvear, revela los vaivenes de la política: por primera vez se aprobó una legislación previsional de carácter universal. Ante la resistencia de empresarios y trabajadores fue derogada en 1925. Al decir del autor “los que aplaudirían a Perón repudiaban a Alvear”. Como toda buena historia o toda buena novela (son lo mismo ?) el libro admite dos niveles de lectura en su final. Uno es la formalización del modelo de desarrollo argentino como una economía pequeña y abierta, exportadora de alimentos. Estas características definen que, básicamente, la producción argentina es valuada a precios internacionales sobre los que no tiene influencia. Dentro de este modelo el autor introduce, a modo de hipótesis, que las exportaciones de alimentos tienen un techo determinado por la ley de Engels, por lo que no crecerán indefinidamente, lo que impone un límite al modelo de desarrollo planteado. A esta restricción se agrega, la más conocida, derivada de una creciente demanda interna de bienes industriales que no se producen internamente. La no visualización de estas restricciones durante los gobiernos radicales, ni la superación de las mismas en las décadas posteriores, fundamentalmente, por los conflictos derivados de los necesarios cambios de los parámetros del modelo: tasa de ahorro y nivel de importaciones; parecen ser el corolario que explica la pobre evolución del desarrollo argentino. El otro final comprende una reflexión acerca del radicalismo luego del golpe de 1930, polémica pero fundada, merece ser leída y discutida fundamentalmente por quienes integran hoy el Partido Radical.