EL DIA QUE NIETZSCHE LLORO

El día que Nietzsche lloró, de Irvin D. Yalom Una novela muy interesante, retoma personajes históricos que participaron en la gestión del psicoanálisis el cual vino a marcar un antes y un después en la forma de entender la psique y tratar diferentes problemas psicológicos y mentales que eran asociados a otras enfermedades netamente orgánicas o que solo eran atendidos como paliativo a través de la moral y la práctica religiosa. Los personajes (el filósofo Friedrich Nietzschel y los médicos Sigmund Freud y Josef Breuer) se ubican en la novela en un tiempo real a finales del siglo XIX, y aunque el relato no corresponde necesariamente a relaciones verídicas entre ellos, si presenta de forma muy amena varios principios del psicoanálisis que invitan a la introspección sin que se llegue a ver como un libro de autoayuda. Eso sí, debo decir que no soporto al personaje de Friedrich Nietzschel, es un idiota misógino que sin embargo tiene ideas interesantes, incluso ya anoté un par de sus libros para leer más adelante. En la sinopsis encontrarán el argumento. Yo prefiero rescatar a partir de algunas frases, lo que me hizo sentir el libro. + Se reprendió a sí mismo: "¡Por el amor de Dios, basta! ¡Deja de pensar! ¡Abre los ojos! ¡Mira a tu alrededor! ¡Deja entrar al mundo! + Cuántas veces nos dejamos embaucar por nuestros propios pensamientos y nos cegamos al mundo y a las personas que nos rodean, al punto de cuestionarnos el propósito de la vida. Ese llamado a abrir los ojos y dejar entrar al mundo, me encanta. + Porque no es posible, en realidad, que otros le ayuden a uno: uno tiene que encontrar la fuerza necesaria para ayudarse a sí mismo. + Es una verdad incuestionable. + ¿Qué he aprendido? Quizá que tengo que vivir ahora para, al llegar a los cincuenta, no tener que recordar los cuarenta con pesar. + Algo que me impresionó es que uno de los personajes se siente viejo a los 40, siente que su vida se acaba, por eso ese llamado a vivir sin temor a la muerte o al fracaso, la vida es hoy y hay que disfrutarla. + Mi último deseo, antes de despedirnos, mi querido amigo, es que destierre de su léxico la palabra "imperdonable". + Hay que dejar de lado las culpas que normalmente se nos van acumulando en el alma, debemos perdonarnos a nosotros mismos para poder vivir y de ser necesario perdonar a los demás o al menos, vivir con paz y tranquilidad propia. Un último aspecto muy llamativo, es el reconocimiento por uno de los personajes, de que el hombre también tiene derecho a llorar y soltar sus frustraciones, aunque siempre puede tomar la decisión de qué y cómo quiere vivir. Quedan muchos otros temas interesantes, pero mejor les recomiendo que lo lean y me cuenten que les pareció. Leído en 2021 PD: Si te ha gustado esta reseña o la de cualquier de nuestros compañeros y decides premiarla con un like debes hacerlo en el corazón grande 💙 donde dice: ¿te ha gustado esta reseña? O por si acaso a los corazones. Muchas Gracias!!

En definitiva, nuevo libro favorito. Una verdadera joya y verdadera lección, a veces nos quedamos estancados en los problemas de nuestra vida por estar luchando contra el enemigo incorrecto, encontrarle sentido a los síntomas de nuestro sufrimiento y significado a nuestros sueños es todo un tema de interés para mi, la filosofía de Nietzsche tan compleja y poderosa... por eso y mucho más causó una gran revolución en mi cabeza este libro.

Espectacular! Cuando lo terminé, me dije: "En unos años lo vuelvo a leer". Muy interesante.

Uno de los mejores libros que leí, me encantó, lo leería de nuevo, es increible lo que te hace reflexionar

Un libro que leí hace mucho tiempo y que siempre recuerdo porque me pareció excelente. Debería leerlo nuevamente.

Sin duda es un libro que te hace reflexionar constantemente acerca del sentido de la vida, de la muerte, la obsesión, el miedo e incluso el amor. Te hace empatizar con sus personajes, te hace comprender sus emociones y actitudes. Es un gran libro por el simple hecho de que te hace sentir un poquito más viva.

Comienza lento y no supe bien a donde iba pero la ultima mitad vale la pena

La verdad es que no me gustan mucho las novelas históricas, salvo honradas excepciones como aquellas de Robert Graves (Yo, Claudio), o las de Marguerite Yourcenar (Memorias de Adriano).