La Biblioteca Cornwell presenta la segunda novela de su serie emblemática protagonizada por la doctora forense Kay Scarpetta, premio Sherlock en 1999 al mejor detective creado por un autor estadounidense. Alguien acecha a la joven y solitaria escritora Beryl Madison. Alguien que la espía y que le hace amenazantes y obscenas llamadas telefónicas. Beryl busca refugio en Miami, pero la misma noche en que regresa a su casa, inexplicablemente deja entrar en ella al asesino.Patricia Cornwell (Florida, 1956), ha recibido múltiples galardones en reconocimiento a su obra literaria, traducida a más de treinta y dos idiomas y con más de cien millones de ejemplares vendidos.
Nuevamente Kay Scarpetta se enfrenta a un caso que le exige aplicar toda su pericia como médico forense para tratar de identificar y atrapar al asesino. Con su habitual manera de ir presentando la evidencia encontrada y los resultados de los exámenes forenses, es cuestión de tiempo el poder encontrar al criminal, apoyada con Pete Marino la investigación sigue su curso. Acompañemos a la médico forense en su búsqueda.
Un poco raro. Me ha parecido como si estuviera viendo una de esas películas que echan en las sobremesas de lo fines de semana en Antena 3 jejeje. Un libro fácil de leer y que no te esperas el final porque es flojo
Entretenida. Como la anterior. Se notan los años q han pasado desde q se escribio (la falta de móviles, los pc todavia no son tan imprescindibles...) aun así la historia te atrapa y hasta el final, no se atan cabos.
Me preguntaba que debió de sentir Díos después de haber creado un mundo que creía no necesitarse.
Sammy, una de las pocas ardillas albinas de Richmond, estaba saqueando de nuevo mi comedero para pájaros. Por un instante nos miramos a los ojos mientras sus peludas mejillas se movían a ritmo frenético, las semillas se escapaban volando de sus patitas y la pequeña cola blanca se movía contra el azul del cielo.
Con el paso del tiempo, cada vez me reafirmaba más en la opinión de que el amor puede sentirse de muchas maneras. No hay una manera buena o mala de amar; lo importante es la forma en que uno la exprese.
El asesinato nunca emerge del vacío en toda su plenitud. Ninguna maldad surge aislada.