Nuestro Señor declaró: ¨Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían...¨ (Jn. 18:36). Sus apóstoles enseñaron: ¨Mas nuestra ciudadanía está en los cielos de donde también esperamos al salvador, al Señor Jesuscristo¨(Fil. 3:20). ¿Deben los ciudadanos del cielo involucrarse en la política de los reinos del mundo, o intentar mejorar al sistema del mundo? ¿Cuál es la actividad de Dios hacia el mundo, y cuáles las obligaciones bíblicas del creyente respecto al gobierno? El autor examina a la luz de las Escrituras esas cuestiones y el activismo cristiano. Lo que debe guiar al creyente es la biblia, no la ciencia política ni la sabiduría humana.