EL CIELO DESNUDO

"La vergüenza es suya. ¡Nunca tuya! Me oyes. ¡NUNCA TUYA! Tendrás que decírtelo a ti misma todos los días: no es mi vergüenza". El cielo desnudo (Trilogía de Tora 3), de Herbjørg Wassmo. De modo triste y reticente, pero con una cadencia inexorable, despidiéndome en cada línea, en cada párrafo y en cada capítulo, han ido pasando ante mí las últimas páginas que leeré sobre la vida de Tora, dejando mi espíritu más sabio y enriquecido ante esta dura y entrañable historia, aunque también huérfana de lecturas venideras... porque es de estos libros que dejan tras de sí una sensación de pérdida cuando los cierras. "Las carreteras eran cicatrices en el mundo". Y esas mismas marcas son las que causan en mí estas maravillosas historias, enormes surcos que van forjando mi gusto por líneas de tanta calidad. "En la cabeza de a Tora, había sitio de sobra para todo lo que leía, porque dentro de poco se habría comido a sí misma. Todo su viejo yo. Y lo que era indigerible lo habría apretado hasta dejarlo plano bajo ella en su afán por cubrir toda la tierra sobre la que yacía". El cielo desnudo, es una despedida de la Trilogía de Tora por todo lo alto, con frases, palabras e incluso silencios que, Herbjørg Wassmo, va encajando en esta historia entre el hielo, el frío y la aridez en una pequeña isla noruega en pleno círculo polar. Y es que parece ser que "Todo existía con un fin", porque he sentido que esta historia salió de la pluma de Herbjørg Wassmo para ser leída por mí (y digo esto sin alardes de prepotencia)... porque si es eso lo que te hace sentir un libro, es por la calidad de la autora y ella para mí es inigualable. Ya en la reseña del primer libro de la trilogía dije que Tora "había entrado en mi vida para quedarse" y aquí está, muy dentro, grabada a fuego.