EL CASO ALASKA SANDERS

ESPECTACULAR!!! ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ Volvió Joël Dicker. Volvió con todo. Sólo voy a decir esto para no spoilear absolutamente nada : prepárense para este libro porque van a leer sin parar.

Sí, Dicker vuelve a los inicios y consigue atraparte con esta segunda parte de El caso de Harry Quebert, que aunque digan que son autoconclusivos si no has leído el mencionado te lo spoileará por completo, así que mejor en orden. En esta ocasión, Marcus y Perry tendrán que lograr que se reabra el caso de Alaska Sanders, una chica asesinada once años antes, porque aparecen nuevas pruebas que hace sospechar que la persona que está cumpliendo condena por ello no sea la culpable. La trama es una gran telaraña que te va enredando poco a poco, de tal manera que a 100 pág de terminar el libro no tienes ni puñetera idea por dónde van a ir los tiros y logra realmente sorprenderte. Si algo no me gustó fue que un personaje tuviera que dar una explicación para atar todos lo hilos al final, me pareció una escena demasiado trillada ya, tanto que me recordó a las películas y series antiguas de detectives. Aun así reconozco que la historia es buena y el estilo de narración del autor impecable.

Impactante historia, me ha enganchado y, sobre todo en las últimas 200 páginas, no podía dejar de leer. Del autor había leído hace años "La verdad sobre el caso Harry Queebert", pero esta novela me ha gustado más. Tengo pendiente alguna otra que voy a leer pronto, pero ya puedo decir que soy fan de Dicker y que voy a profundizar más en su bibliografía. El argumento es muy interesante, un caso de 1999, el asesinato de Alaska Sanders, que se resolvió de manera precipitada dejando posiblemente a un asesino en la calle y a otro inocente en la cárcel. Once años después la investigación vuelve a reunir al escritor Marcus Goldman y al sargento Perry Gahalowood, que ya investigaron el caso Harry Quebert dos años atrás y se hicieron amigos. La investigación da muchos giros inesperados, la acción es constante y a medida que transcurren los días se van descubriendo nuevos acontecimientos que tiran por tierra la investigación anterior. La lectura se hace muy adictiva y absorbente y no puedes dejar de leer... yo me dejé una noche casi en blanco para terminar la novela y la doy por muy bien aprovechada ( no es la primera vez ni será la última). No te cuento más porque quiero que la leas y estoy segura de que te va a gustar, sobre todo si eres adicto/a al género. No te la puedes perder. ¡¡Muy recomendable!! ¡Feliz y truculenta lectura! 5 de septiembre de 2022

En mi biblioteca tengo en papel y bien guardados cuatro libros de Joel Dicker que disfrute hace años. (bueno, técnicamente hay cinco, pero 622 aún no lo leo 🙈). Obviamente esperaba sumar Alaska Sanders a esta lista de buenas lecturas. Pero me ocurrió algo totalmente inesperado. No me gustó nada. 😱 La novela comienza con mucha fuerza y obviamente quería descubrir al asesino de turno. 😃 Pero a medida que avanzaba algo me fue generando un “ruido extraño” que fue en aumento. 🤔 Luego de varios capítulos descubrí que era: no me gustaba como estaba escrito. Sentí que todo estaba desordenado y con un uso exagerado del flashback para armar la historia que me volvía loco. 😖 Lo sé, es una herramienta que el autor ya utilizó en novelas anteriores y forma parte de su “estilo”, pero esta vez creo que abusaba y me molestaba. ¿No se podía generar un relato fluido, coherente, con diálogos atractivos y de alta tensión entre los personajes sin recurrir al flashback que le restaba sorpresa a todo? 😤 y no era uno, sino varios y bien seguidos. Como simple lector creo que armando un buen relato la mayoría de esos momentos eran evitables ya que en ocasiones no aportaban y jugaban en contra a la continuidad del relato. Después de eso llegué a un punto en que todo me incomodaba: Las situaciones rebuscadas, otras algo “bobas”, la falta de momentos emocionantes, las vueltas y vueltas, etc... En fin, no quiero abusar de un autor que en otras lecturas me hizo pasar buenos momentos 😇, pero esta vez sencillamente no conectamos. Mi impresión final y lo mejor de Alaska Sanders fue descubrir que el autor logra desenredar su hiper mega ultra intrincada madeja de mentiras que forman la historia, aunque el camino recorrido para presenciar ese momento no fue de mi agrado y eso no lo pude sacar de mi cabeza. 🙁 11.06.23

🟦⬜🟥 Ante todo he de agradecer el francés empleado por el autor. Es decir aquel que aprendí en mi lejana infancia, el que bebí en la calle, en el patio del colegio, en las clases, durante los partidos de fútbol y los juegos con mis amigos inolvidables; alejado de la estridencia de los clásicos a los que agradezco la belleza, la sonoridad, el enriquecimiento de un idioma al que amo y atesoro como oro en paño para no perderlo y acrecentarlo. La lectura se desliza con agilidad, se absorbe fácilmente, aunque la trama, escrita para atrapar al lector, hacerlo vulnerable al vilo que se sostiene como una tela de araña atrapa y embrolla a una victima de la cual hace inapelable el esfuerzo para desprenderse de sus zarpas. Una vez atrapado es imposible deshacerte de sus garfios irremisibles. Las sospechas oscilan en un infinito movimiento pendular. Cuando ases una certeza esta se desvanece y nace una nueva, tan sólida como la anterior y así sucesivamente. Es un libro hecho para gustar, para entretener, para vender ejemplares sin tener muy en cuenta la calidad literaria, si por esa calidad entendemos frases que induzcan a la reflexión, digna de ser subrayada, de retener en un rincón de tu memoria, invitadora a meditaciones posteriores, de esas que quedan grabadas para siempre aunque el origen y el autor pasen infaliblemente a un cruel e injusto olvido.

"Si la literatura verdadera es hacer libros que no se entiendan, prefiero no hacerlo." Esta frase de Dicker resume lo que es su obra y el ABC del thriller de suspense. Las dos "literaturas", la excelsa en escritura y la amena para entretener, deben existir y coexistir. Y es que esta secuela de La verdad sobre el caso Harry Quebert es tan honesta como la frase de su autor: no ambiciona ser más de lo que es pero ofrece todo lo que esperamos para satisfacernos. El caso Alaska Sanders es una novela que se vale de la fórmula que ya conocíamos, y sin embargo sigue siendo igual de efectiva y contundente en su desarrollo y narrativa. Lo más sorprendente de los relatos de Dicker es que nos siga sorprendiendo con giros inesperados, cuando la realidad es que ya nos lo esperábamos, pues la santa mater del género. Los diálogos vuelven a ser brillantes y el ritmo (todo el que ha escrito algo sabe lo difícil que es esto), vertiginoso hasta el éxtasis. Alaska Sanders es una obra que completa la trilogía que protagoniza Marcus Goldman, aunque la historia se queda tan abierta que lo raro es que no tengamos más aventuras e investigaciones del escritor alter ego de Joel Dicker. Son numerosos los momentos que transita por la metaliteratura de Harry Quebert, para mí es imprescindible haber leído el primero antes de embarcarse aquí.

La genialidad en la literatura es apreciada. El asesinato de una chica hermosa es el eje central de esta novela, desarrollada con personajes tallados hábilmente que reflejan la miseria humana: la soledad, la ambición sin límites, el amor enfermizo, el culto al ego, la belleza física como medio para progresar, son los detonantes para construir " el crimen perfecto". Y en el otro lado de la balanza tenemos la personalidad simple y arrolladora de un escritor brillante, que tiene monstruos bajo la cama y que no se atreve a enfrentarlos, apreciamos el valor de la amistad genuina, la conciencia de hacer el bien, el perdón al amigo amado, porque no hay vida perfecta ni alma noble que se ufane de serlo.

No le puedo quitar nada al autor, comenzando por mi admiración, porque sus libros hasta ahora (e incluyo el Caso Alaska Sanders) me han gustado, y mucho. Son entretenidos y se dejan leer en forma rápida, por lo que permiten al lector abstraerse de la realidad para llegar a ese mundo creado con su pluma. Cuando se presente un bloqueo lector, pienso, no puede encontrarse mejor ayuda que Dicker con una de sus novelas. Ahora, este libro, además de entretenido como todos los de el, proporciona algo más? Fue un gusto volver saber de personajes que ya venía desarrollando como el escritor Marcus Goldman, el sargento Gahalowood y él siente discutible escritor Harry Quebert, motivo por el cual, a quienes hemos seguido la saga del escritor, se nos imponía como indispensable la lectura del mismo. Son personajes que ya hacen parte de una escala que puede describirse como familiar y no saber qué pasa con ellos podría ser calificado como un atentado al valor de la fidelidad. Entonces: Qué fue lo que pasó con este libro que no me produjo las sensaciones que me habían producido los anteriores? Esa respuesta no ha sido fácil, porque para llegar a una conclusión al respecto me ha tocado hacer un pequeño análisis comparativo entre, al menos, los tres libros de la saga. El mejor, al menos para mí, porque a pesar de seguir la estructura del thriller se compadece más con un drama, es “el libro de los Baltimore”. Luego, “la verdad sobre el caso Harry Quebert”, pienso que fue innovador, que la forma en la cual se manejaron los tiempos de la novela fue excelsa y que el hecho de tener que descifrar la autoría de un asesinato mediante concejos sobre la forma en que debe actuar un escritor, fue distinta y eso, precisamente eso, hizo que el thriller, a pesar de los clichés que manejaban algunos personajes, haya sido memorable. Con este libro, “el caso Alaska Sabders”, no vi ningún tipo de novedad respecto de la forma en la que se desarrolla un thriller. No vi esa capacidad para crear recursos distintos y que sean incorporados en escritos que, generalmente siguen la misma forma. En conclusión, este libro es muy entretenido, pero es un thriller más, hay una víctima más, un asesinato más y unos personajes que, a pesar de esa familiaridad que poseen, actúan como unos investigadores más. Quiero volver a ver la capacidad del autor para inverna, no historias, porque de esas hay muchas, y muy buenas, sino de imaginar formas de escribir, para que sus novelas sean diferentes. Que imponga parámetros. Pese a lo anterior, sigues siendo buena, pero es como cuando el alumno es el de mejor calificaciones, siempre se espera más de él.