EL CANTO DEL PAJARO

Anthony de Mello (Bombay, 1931— Nueva York, 1987) fue un sacerdote jesuita sus libros se vendieron por millones en la década del ochenta,  contenían reflexiones sencillas, amenas y profundas.Era un texto que estaba a mano en muchas casas.Lamentablemente su legado se vio opacado por la intervención del Santo Oficio, Ratzinger mediante que emitió una resolución o como sea que se diga la censura eclesiástica diciendo que muchas de sus reflexiones contravenían la doctrina católica.Han pasado muchos años y tal vez Anthony de Mello paso de moda, pero creo que si sus reflexiones hacen que seamos un poco mejores seres humanos, bienvenidas sean, porque lo demás importa poco. 

Frases, relatos cortos, fábulas, moralejas, enseñanzas, a veces diálogos, a veces soliloquios y a veces solo la imaginación... Un compendio de un poco se sabiduría, un poco de buenos consejos y un mucho de buena lectura.

Tiene su encanto, sobre todo si uno en pos de su historia, y por Dios sabe qué más, está dispuesto a ser indulgente. No es la actitud que me generó, ni la voy a invocar, más aún ya que tengo expectativas defraudadas. Cada narración tiene al menos otras tres por delante que serán una copia muy parecida: en eso el autor es honesto y te dice que están agrupadas para desarrollar un "hilo". Pero en general sientes que es el colmo, que la primera vez ya había quedad clarísimo. Me molesta que se haya introducido bajo un manto de "recopilación de historias pluriculturales, que hablan por sí mismas" y luego tienes explicaciones varias veces más largas, dando la impresión de una tela extendida mucho más de lo que se podía esperar de ella bajo los criterios de la decencia: "cómo? no se puede usar una corbata de corpiño?". Sí mi vida, de poderse, es su libro usted haga lo que quiera pero no pretenda que no se le noten las opiniones muy claras, destinadas a direccionar la interpretación de los cuentos, que usa más como divinización de sus argumentos que como fuente de ellos. Dicho esto, hay algunos cuentos muy interesante (1 de cada 20), sobre todo si uno no permite que volverlo a ver tres veces más le opaque el brillo de la primera vez. Además son muy cortos, antes de decir quidich uno ya lo terminó, entonces es una inversión de poco riesgo. Comprendo también que su insistencia respecto a algunos argumentos es en parte en resistencia a algunas tendencias bien hartantes del discurso hegemónico de la Iglesia. Así que al final bienvenido y bendito sea como campana sosteniendo unas notas distintas, y todos aquellos cuentos que uno al final sí que se lleva al estómago.

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