Humor, pasión e intriga policial se combinan en esta magnífica novelaFrancisco Méndez tiene una inteligencia extraordiaria y una pasión: los libros de Sherlock Holmes. No solo sabe más que nadie sobre el famoso detective, sino que razona como él. Sus familiares y amigos esperan grandes cosas de Franc, pero esas expectativas le agobian y le hacen dudar de sí mismo. Tres extraños asesinatos perpetrados en su barrio le pondrán a prueba y le conducirán por un camino fascinante y a la vez peligroso.
Tuve que leerlo porque es parte de los ejercicios de comprensión lectora del más pequeño de mis hijos. Cuando tenía 10 o 12 años solía leer a Jules Verne o Las minas del rey Salomón de Henry Rider Haggard. Este tipo de mix entre cuentos de detectives, transcurrir de la niñez con tono dulzón y exhibición de eruditos conocimientos sobre novelas de "entertainment" como son las escritas por Arthur Conan Doyle, nunca fue lo mío.