Sofía, una chica de casi 17 años atraviesa un momento difícil. Su madre está muriendo lentamente. El cáncer acaba con su existencia y a Sofía le parece tan equívoco, tan injusto... Su padre no le dirige la palabra, si acaso se comunican a través de notas dejadas sobre el refrigerador.Todo resulta devastador para la adolescente. Desea hablar de la muerte, pero nadie se atreve a hacerlo, hasta que conoce a Simón, cuya presencia evoca la belleza e incomprensión que resulta ser la muerte. Pero Simón presenta sus propios problemas. Sofía se sorprende cuando lo descubre con la cara bañada en sangre. ¿Está loco o de verdad es un vampiro de 300 años como afirma? Pronto Simón se convierte en el único asidero de Sofía mientras todo se desmorona a su alrededor.
Como tal no es un clásico, pero si es la primera novela "vieja" que leo. Llevaba mucho tiempo queriendo leerlo pero algo me detenía, a ciencia cierta no sé qué era, pero agradezco que por fin lo haya leído. Es una lectura fácil y agradable, los personajes son seres tristes por los cuales sientes pesar. Por un lado tenemos a Sofía, una chica que debe lidiar con la pronta muerte de su madre, a la vez que tiene que madurar, cosa que no es fácil para alguien de su edad. Y luego tenemos a Simón, un chico que lleva 300 años en esta tierra, con un objetivo en mente y por el cual ha sufrido en su larga existencia. Es claro que lo que los une es su pesar, las cosas en común por las que tienen que lidiar a lo largo del libro y eso me agradó. Porque al final ambos obtuvieron esa libertad y la alegría que tanto anhelaban. Una historia que demuestra el proceso que debe de pasar alguien para superar a sus demonios.