Edgardo Vega, tras dieciocho años de exilio voluntario en Canadá, se ve obligado a regresar a El Salvado para acudir al entierro de su madre. Ya el viaje “una espeluznante travesía”, se le hace insoportable, sus compatriotas le resultan repulsivos y provocan en él un estado de ansiedad que no le abandonará hasta que se marche. Todo esto se lo cuenta de manera torrencial a Moya, antiguo compañero de colegio.
¿Que sucede cuando creas una obra de tal envergadura que es capaz de destrozar a tu propia nación? Esto es lo que sucede con este magnifico libro corto, en el cual Horacio Castellanos Moya, recopila, los orgullos, las decepciones y la decadencia del pueblo salvadoreño. Un libro mordaz que hizo que todas aquellas personas que sentían alguna alusión a la ironía empleada por el autor llevaran a cabo presiones de todas las índoles posibles, llegando al punto de amenazar de muerte al escritor, dando paso con ello a que el libro tuviera una mayor consagración. De la mano con Edgardo Vega, el lector puede tener una idea de aquellas situaciones que día a día a quejan al Pulgarcito de América, es tanta la profundidad con la que el escritor lleva con su pluma que no se salva ni uno de los representantes de nuestra literatura. Como es costumbre terminare diciendo que es un libro en el cual puedes tener la dicha de leer mas de una vez.
Inquietante. Un exabrupto constante contra una sociedad y unas costumbres, en este caso la salvadoreña, pero podría tratarse de cualquier otro país. Alguien debería aplicarse en escribir algo parecido sobre nuestra realidad española. Es la única obra que he soportado con la nefasta moda de abjurar del punto y aparte, malas copias del estilo del memorable Saramago.
Una novela llena de ironía. Yo la llamaría el vómito más que el asco. Es un relato ininterrumpido del desagrado.