El arte de hacerse respetar o, como lo llamaba el propio Arthur Schopenhauer (1788-1860), Tratado sobre el honor se presenta como un prontuario cuya intención, más que puramente especulativa o teórica, es la de proponer un instrumento de sabiduría práctica. Inspirado a menudo en episodios vividos por el propio filósofo y redactado con una mordacidad que a ratos lo aproxima a su coetáneo De Quincey, Schopenhauer se revela en este opúsculo como paladín de los derechos de la razón frente al oscurantismo y el conservadurismo que impiden consolidarla en la sociedad. «Las cuestiones relativas al honor y la honorabilidad escribe en su introducción Franco Volpi, autor de la edición se perciben todavía hoy unánimemente como algo importante, persiguiéndose todavía delitos contra el honor como la injuria y la difamación. Schopenhauer sabe dirigirse a todas aquellas personas que, hoy como ayer, desean encontrar los recursos más idóneos para hacerse respetar en la vida.»
Primero quiero señalar que no me parece apropiado el titulo, como que induce a pensar que nos va a ayudar a defendernos de quien nos ataca verbalmente o algo asi. Es mas bien un libro que habla de forma practica de lo que es el honor, las verdades y mentiras respecto al honor. Me resulto divertido la reflexion sobre el honor caballerezco; y tiene varios conceptos muy interesantes, como el que nuestro honor depende solo de nosotros mismos, y quien nos insulta, esta mostrando mas de si, que de nosotros. Es interesante. Esta un poco desorganizado, la edicion la hicieron con el autor muerto y quedo un poco desprolijo a mi gusto. Es cortito y deja material para pensar despues. Una parte habla del honor de la mujer y del hombre. La obligacion de la mujer es solo ser fiel a su marido y la del hombre es hacer todo lo demas. Y lo toma con total naturalidad en el siglo XIX. Que cosas estaremos dando por verdaderas hoy dia sin cuestionarlas?
“Por lo tanto, la opinión de los demás posee valor sólo en cuanto determina, o puede determinar, cómo estos actúan respecto de mi persona, un valor, pues, meramente relativo”
“Vemos así que los buenos antiguos estaban convencidos de que las palabras y las obras sólo honran o deshonran a aquel de quien proceden, y a nadie más”