En 1968, el año mismo de su muerte, Thomas Merton pasó dos semanas en Alaska, como etapa preliminar de su viaje a Oriente. El diario que escribió en este breve pero intenso período resulta, pues, decisivo para conocer y compartir las reflexiones finales del autor, las conclusiones de toda una vida de búsqueda e introspección. Junto con el diario, las dieciséis cartas escritas por Merton desde Alaska y las ocho conferencias que allí dio constituyen un capítulo fundamental del legado de uno de los grandes maestros espirituales de nuestro tiempo.