Por el mero hecho de relacionarnos, todos los seres humanos «dirigimos» y, a la vez, somos «dirigidos». Pero ¿nos hemos tomado el tiempo suficiente para reflexionar acerca de esta importante dimensión de nuestra personalidad? El presente libro nos invita a pensar y meditar sobre algunas cuestiones básicas y a descubrir que el dirigir con valores le llena a uno de alegría y paz íntima, y que se siente más auténtico que cuando sólo pretende obtener un rendimiento cada vez mayor. A la larga, sólo se dirige con gusto si se valora debidamente al ser humano.