DIME, ¿QUIÉN ES COMO DIOS?

Después de 812 páginas, repartidas en 25 capítulos y un epílogo, terminé de leer la bilogía iniciada en Aquí hay Dragones y, al igual que en aquel libro, también este me pareció demasiada largo. La trama contiene temas serios, actuales e interesantes pero, los noté opacados por imprecisiones varias: Me encontré con una narración repetitiva y redundante en adjetivos, descripciones y diálogos (especialmente los de tenor romántico) que, más que fijar ideas, tendrían como objetivo ocupar espacio. Tiene errores conceptuales y narrativos en uno de los temas médicos. Nuevamente apela a una cura milagrosa para “sanar” una herida psíquica (Otra vez y van…). Con la fórmula que utiliza para resolver un trauma, banaliza una cuestión importante. El discurso amoroso de la pareja principal lo vi disociado de sus personalidades y del contexto temporal en el que viven. Al revés de la primera parte, aquí las escenas de sexo son tan repetidas y algunas surrealistas, que las sentí desprovistas de erotismo, ternura u otra emoción. Hay situaciones que, de tan inverosímiles, me resultaron risibles. Descubrí una escena casi calcada de otra de sus novelas. Me llamó la atención el uso de argentinismos en boca de personajes que no hablan español. Algunos pasajes dramáticos me parecieron exageradamente crueles e innecesarios y rayanos en la perversión. A favor, rescato la habilidad de la autora para manejar tantos personajes dotándolos de vidas propias, cuyas historias tienen el cierre que se merecen. Desde mi punto de vista, es una novela dinámica con ritmo sostenido y un final anunciado y relatado antes de la última página.

Subo esta misma reseña en Aquí hay dragones. Es una bilogía que me atrajo por su protagonista, La Diana. Arrancó muy bien. Prometía. Temas interesantes,la guerra en los Balcanes, el tráfico de personas, la manipulación genética, los abusos en los campos de concentración, el papel de la OTAN. Se nota q Bonelli investigó y se documentó. Creó muchos personajes, abrió muchos hilos argumentales y todo eso en una bilogía q quedó hecha una mescolanza ya que en el medio metió la novela romántica con todos sus clichés y recursos típicos, muy cursis en algunos casos. Hay temas quedaron explicados a medias y otros como temas médicos q incurre en errores conceptuales. Se hizo muy largo todo, demasiados temas y personajes q cerrar en el segundo libro, descripciones sobre la vida cotidiana q directamente sobran y llenan páginas aburridas, llenas de lugares comunes, empalagosos. La verdad , me terminó fastidiando. Y no solo éso, convirtió a La Diana de una diosa guerrera en una insegura total y perdí el enganche q tenía c ese personaje q me encantaba. La mejor Bonelli, para mí , es la de Indias blancas. Creo q tendría q salir un poco de ese lugar cómodo de su forma de escribir y tratar de ser más novedosa. Hay más q chico conoce chica, amor fulminante , obstáculos y casita y familia feliz.

Repetitivo, podria ser mas corto.

El final de esta historia me encantó aunque un poco rebuscado. Cómo siempre flor tiene de todo pero esta parte me pareció demasiado exagerada en algunas partes. Aunque insisto que amé toda la historia de la Diana

La historia entre ellos es de otro siglo, amor pegajoso que me hizo pasar las páginas hasta que entraba otro personaje en escena. El resto muy bien, un poco predecible por momentos. Pero muy interesante todo lo que pasó en esa zona durante la guerra.

Culmina esta historia hermosa de una Diana llena de cicatrices y heridas provocadas en la guerra. Una Diana guerrera, luchadora que aprendió a convivir con todas esas heridas y que en este libro aprende a sanarlas. Siempre que termino un libro de Florencia me queda un vacío en el pecho. Como si quisiera volver al momento en que comencé a leerlo para emprender el viaje de nuevo, lleno de incertidumbre. Florencia tiene el poder de atraparte con cada personaje y cada detalle de la historia, es increíble. Acá termina este viaje, que comenzó en Aquí hay dragones y me atrevería a decir que incluso más allá -a La Diana la aprendimos a querer en Caballo de Fuego siendo un personaje quizás más secundario-, y que hoy termina en Dime, ¿quién es como Dios? Sin dudas, quedará para siempre en mi corazón y entre mis preferidas.

Tras años de espera llegó la historia de Mariyana Huseinovic. Con la primera parte, Aquí hay dragones tuve que hacer esfuerzo por no abandonar. El principio costó y mucho. Mejoró luego pero volvió a usar el recurso del Adonis y la diosa humilde aunque esta vez como ya sabíamos, guerrera. Le quise dar una oportunidad a este final de bilogía. Y sinceramente me siento... indigesta! Como si hubiera intentado comer un pote de dulce de leche con azúcar impalpable, nutella, crema moca y chantilly. Realmente indignada. O quizá no tanto (esto ya me pasó con la trilogía del perdón). Cuando vi la tapa de esta segunda parte me parecio increíble e incomprensiblemente vulgar. Es muy fea. Parece un ejemplar de las entregas de las novelas Harlequin. Un 20% de lectura bastó para mí. No puedo con esto. No me da el estómago para tanto amor. No me lo creo. Y es que no es creíble. Qué te hicieron, Diana? Desde Jasy al presente no siento lo mismo con Bonelli.

El adjetivo para definir esta novela con un solo término es: redundante. Se podría haber resuelto la trama con la mitad de las páginas escritas, y es una pena porque se evidencia un gran trabajo de investigación histórica detrás de esa historia de amor. Quienes leemos este tipo de novelas conocemos los tópicos del género pero ésta no ha logrado atraparme en ningún momento. Diálogos empalagosos, extemporáneos, redundantes, exagerados e inverosímiles. Quizás fue exceso de expectativas pero esta novela no estuvo para mí a la altura de otros trabajos de la autora.