DIATRIBA DE AMOR CONTRA UN HOMBRE SENTADO

Mi primer y más vivido recuerdo literario fue cuando a los 15 años, leí cien años de soledad. Lo hice sola, joven e ignorante, en una casa donde los libros estaban por estar. Nadie me lo recomendó, nadie me habló de Macondo, nadie se perdió entre arcadios y aurelianos ni lloró por las mariposas amarillas. Y tampoco me advirtieron que al leer al Gabo sentiría que nacía y moría, todo junto y a la vez, solo por descubir que había en este mundo un hombre que podia escribir de esa forma. Con este pequeñó relato, esta obra de teatro chiquita, en la que una mujer vomita todo el odio a su marido por los años malogrados de un matrimonio marchito, entendí por qué dicen que el primer amor nunca se olvida. Al volver a él, reconocí esa sensación de intensidad en las palabras hermosas, ese lenguaje tan suyo en el que se aman y se odian, esa forma visceral de explotarte en el alma. Antes, ahora y después, Gabo siempre será amor para mi.

Septiembre 2021 Me encanta todo lo que escribe García Márquez. Me atrevería a decir, salvando las distancias y sin ánimo de ofender a nadie, que me gustan de él hasta los andares, haciendo un simil de la calidad literaria y la versatilidad de este inigualable autor, con un refrán de mi tierra que hace referencia a cierto animal del que se aprovecha cada parte de su cuerpo para comer. Cualquier género que toque con su sin par pluma lo ejecuta con total maestría: ya sean novelas, cuentos, artículos periodísticos, memorias e incluso discursos. Todo. Pero hasta que descubrí la existencia de “Diatriba de amor contra un hombre sentado”, desconocía su faceta como dramaturgo. Y aquí el Gabo tampoco decepciona, convence y enamora una vez más. Otra pequeña joya de su obra literaria. Esta es una obra teatral breve y sencilla, un monólogo en un solo acto en el que Gabriela, una mujer de la alta sociedad, hace el día en que se cumplen sus Bodas de Plata un repaso de su matrimonio con su adinerado marido. Aquí no hay realismo mágico, ni lenguaje poético, ni falta que hacen. Aquí solo hay una sucesión de lamentos, reproches y rencores. Porque lo que empezó siendo un matrimonio feliz, se ha ido deteriorando a golpe de decepciones y engaños descubiertos a medida que el tiempo pasaba y escalaban social y económicamente. Un relato de gran intensidad, una maravilla literaria más de este increíble autor, que refleja toda la pasión y la rabia que siente su protagonista al reconstruir la infelicidad que da una vida en común erosionada y destruida a base de mentiras y frustraciones, un matrimonio impostado que no es más que una pantomima y una farsa de cara a la galería, una juventud, la suya, entregada a un amor no compartido y un matrimonio , el suyo, mantenido en pos de los convencionalismos que su afán por conservar su status social imponían.

“¡Nada se parece tanto al infierno como un matrimonio feliz!” Así da comienzo éste monólogo (obra de teatro en un acto).Todo está preparado para que Graciela celebre sus bodas de plata y es, en ese momento, cuando estalla contra su marido (un maniquí sentado en una butaca que lee el periódico). Un viejo dicho (y título de una canción de El Último de la Fila) dice que “cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana”, pues en este caso pasa todo lo contrario, porque Graciela recrimina a su esposo que a medida que ascienden social y económicamente, su felicidad disminuye. Se siente frustrada, cabreada y desilusionada; su intención es marcharse y abandonar a su infiel marido. Pero con la decisión tomada y después todos los sapos y culebras que suelta por la boca, Graciela reconoce que aún ama a su esposo. Para mí, es un grito desesperado de una mujer enamorada y desencantada. Como dijo otro grande…”el corazón tiene razones que la razón no entiende”.

Este alegato de la mujer contra el hombre es muy cómico. Por lo menos así lo viví cuando lo leí por primera vez Es un librito muy breve, se lee en una sentada, como se dice, pero se disfruta porque a lo largo de sus páginas se valoran los argumentos que la mujer esgrime contra el imperio de lo masculino. No es lo mejor de García Márquez, pero si de lo poco que escribió con una fina ironía. Es un monólogo en un acto, en el que acudimos al repaso de una vida sin luz y la historia de una mujer presa de un amor que sabe que no podrá compartir, amenazada por una soledad que la rutina y el abandono progresivo convertirán en sordidez y desamparo

Definitivamente una obra que me encantaría ver. Excelente obra del grande.

Unica obra teatral escrita por Gabo, un lustro después de obtener su Nobel de 1982. Con una peculiaridad: su musa (y quien terminaría colaborando en la creación de esta historia y su puesta en escena) fue la actriz argentina Graciela Dufau, a la que conoció en un festival de teatro. Respecto de la trama: se asiste al salvaje y a la vez refinado escarnio ejercido por una mujer, en forma de monólogo a su silente marido, en ocasión de la noche de sus bodas de plata. Libro intenso, apasionado, con casi semejantes dosis de crueldad y humor. Lejos de cualquier intencionalidad barata (es una obra publicada hace tres décadas) es, en realidad, una confesión. Furibunda y melancólica, quizá signifique, como publiqué en otra reseña, un mea culpa sobre resignar la pasión en pos de una existencia previsible.

Un trabajo literario para una obra teatral. El reclamo de una esposa a su tosco marido en el entorno del Caribe Colombiano. Una obra poco estimada en el círculo literario de Latinoamérica. Considero que ésta puede ser la piedra angular para incentivar la lectura de los jóvenes hacia García Márquez.

Los personajes femeninos garciamarqueanos son un gustazo por sus carácteres indomables y fuertes. Graciela en este monólogo no es la excepción. Una personalidad y temperamento de la mujer latinoamericana. Gabriel García Márquez demuestra un conocimiento de la mujer y la condiciones sociales-históricas que las hacen explotar o callar ante situaciones sociales, familiares o políticas. Graciela se me hace un personaje que se desahoga ante un marido ausente sin tener el valor de enfrentarlo, su monólogo puede solo ocurrir en su cuarto estando sola. Sin embargo, ha decidido ser libre y disfrutar de otra forma los amaneceres que le quedan de vida. El teatro y la tendencia de realismo mágico, no se pueden llevar de la mano, aunque trata el autor colombiano, pero su resultado es hiperbólico y con abundantes exageraciones. Recomiendo la obra para todo tipo de lector y en especial para los que estudian psicología.