Es esta una poesía instalada en el no-tiempo del presente, que participa del serio juego de nombrar la ausencia y se nutre de tal imposible. Lo que se nombra ha dejado ya de ser y asistimos al hueco con una mueca de perplejidad. Poesía del ahora que se sustenta en la historia olvidada, una historia que obligamos a pasar por el tamiz del recuerdo, que es reinterpretación de lo vivido y de lo olvidado, verdad que pasa por mentira o viceversa. Milán atiende a lo que nunca es porque nunca fue, y abre las compuertas para inundarlo todo de futuro.