Sinopsis de DE PERLAS Y CICATRICES

Este libro viene de un proceso, juicio público y gargajeado Nuremberg a personajes compinches del horror. Para ellos techo de vidrio, trizado por el develaje póstumo de su oportunista silencio, homenajes tardíos a otros, quizás todavía húmedos en la vejación de sus costras. Retratos, atmósferas, paisajes, perlas y cicatrices que eslabonan la reciente memoria, aún recuperable, todavía entumida en la concha caricia de su tibia garra testimonial?. De perlas y cicatrices, aparecido por primera vez en 1998, reúne una serié de crónicas radiales que en su momento dieron cuenta del panorama de una época gris que se resiste a quedar en el olvido. La colorida pluma de Pedro Lemebel rescata, una vez más, a esos personajes del escuálido jet set nacional de los años ochenta y noventa que deambulaban por escenarios polvorientos intentando convertirse en estrellas. Así también, los semidioses de la farándula criolla son desacralizados con una mirada ácida y escéptica y se exponen en estas páginas junto a las víctimas, villanos y cómplices de la dictadura, completando una triste galería de figuras que aún persisten en la memoria popular.

2 reseñas sobre el libro DE PERLAS Y CICATRICES

De perlas y cicatrices recopila 70 crónicas radiales, de no más de 4 páginas cada una, en las que Lemebel afila su lengua para hablar de la farándula televisiva y política ochentera y noventera. Con su estilo mordaz y a la vez tan poético, habla sin pelos en la lengua del rol de estos personajes durante la dictadura y la democracia, de la complicidad de sus acciones, sus palabras y sus silencios idiotizantes, que contaban el cuento más conveniente para su propia estabilidad y sus bolsillos. Así, salen trasquilados personajes como la Gloria Benavides, Camilo Escalona, Don Francisco, Cecilia Bolocco y tantos más que fueron famosillos durante esa época. Pero Lemebel también dedica lindas crónicas, a su manera, a quienes decidió hacer justicia al menos a través de sus palabras. Aquí salen al escenario Palmenia Pizarro, Geraldine Chaplin, Iván Zamorano y Martita Larraechea. Y cómo dejar de lado aquellas crónicas dedicadas a las víctimas de la dictadura. De ellas, "El informe Rettig" fue la que más me apretó el corazón. Todas las crónicas de este libro nos muestran el lado más político y social de Lemebel, su adhesión al comunismo y su desprecio por los ricos, privilegiados, arribistas y vendidos. También dedica palabras a lugares icónicos de la ciudad, siempre bajo el mismo foco, como el proyecto del Hospital del Trabajador de Allende, que quiso ser y nunca llegó a finalizarse, o el apocado río Mapocho, que se pasea por todas las clases sociales de la ciudad, o el arribista Metro de Santiago, que aspira a la pulcritud europea. En fin, con este libro no hay por donde aburrirse. La escritura de Lemebel es una en un millón y, al pasar por las páginas, se saborean la acidez y la amargura de sus palabras.


Una compilación interesante de crónicas. En cada relato, Pedro puede llevarte a la realidad y época que te describe en cosas tan sutiles como los modismos, canales de televisión o marcas de ropa. Fue demasiado importante el hecjo de que fueran crónicas cortas, lo hacía algo bastante dinámico que hacía la lectura ligera y fácil. Aprendí, reí, me enojé, entristecí y volví a enamorarme de la exquisita escritura de Lemebel. Pude observar varios patrones (por expresarme de alguna manera) en estas crónicas que se pueden encontrar en Tengo Miedo Torero, y gocé mucho poder captarlo. Una grata experiencia artística, política, disidente y crítica. Me hace desear haber tenido alguna charla con el autor y pcontagiarme de su marica belleza.


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