No vivimos, en ningún modo, en el «mejor de los mundos posibles», sino en un mundo repleto de criaturas imperfectas.Muchas especies animales han desarrollado curiosísimas habilidades que no sirven precisamente para garantizarlesla supervivencia. Las culebras, por ejemplo, adoran ciertos alimentos que las envenenan; las focas no distinguen el color azul del mar y los cisnes suelen enamorarse de los botes de pedales. A pesar de estos handicaps, todas esas especieshan escapado al proceso de selección natural, y Jörg Zittlau nos explica por qué.