Al regresar de la India, Richard Fanshawe encuentra una Inglaterra gris e incierta, amenazada por una guerra inminente y en plena poca de la depresión. La realidad resulta mas estrecha que sus expectativas y debe postergar sus sueños de volverse escritor: solo consigue un trabajo precario como vendedor de aspiradoras a domicilio; vive perseguido por las deudas, esquivando acreedores, en un pequeño cuarto de pensión en un balneario desolado. Cuando su amigo y colega Roper parte por varios meses al mar, le pide a Richard que cuide y lleve a pasear a su esposa Sukie. De amor y de hambre es una fulgurante exhibición de talento. Diáfana, veloz, auténtica maravilla de estilo, la novela fluye con elegancia y determinación entonada por una voz que no permite dudar jamás acerca de lo que cuenta. La exactitud en el suministro del detalle narrativo, un milagroso registro de la ironía y la inspiración para el hallazgo poético van componiendo una experiencia de lectura de gran intensidad.
Muy buena novela, de esas que se leen casi de un tirón. Ambientada en una ciudad costera de Inglaterra, poco tiempo antes de desatarse la segunda guerra, cuenta las desventuras de un joven aspirante a escritor, ocasional vendedor de aspiradoras, a quien un colega le pide acompañe a su esposa mientras él se encuentra de viaje. Vale la pena.
Inglaterra 1939, ante la guerra inminente, la clase trabajadora vive como puede, no hay expectativas, tampoco desmoralización. Un buen ejemplo de novela: una historia casi que no existe, personajes reconocibles, con vida propia, pero a la vez algo lejanos, como en esas películas hollywoodenses, siempre presentes en el relato.