Salvador Dalí, creador y multifacético y proteico showman masmediático y loco oficial del siglo XX, es uno de los artistas más conocidos y peor comprendidos de la historia. Sin embargo, en su vida y en todas sus actividades había un rigor profundo, una coherencia absoluta. No era esta apariencia de orden la que Dalí quiso siempre dar. Pero podar las ramas que una operación muy daliniana: al sacar la claridad de la confusión encontrando en el caos la estructura subyacente, convertimos en vivo (en crudo) lo podrido, y conferimos dureza cristalina a la blandura excremental.