Ayer sentí rabia por la derrota, por eso no he podido dormir pensando en nuevas estrategias. Pero hoy será diferente, no voy a perder tan fácil.
Kaneko era el nombre de un amigo mío, el más peculiar de todos. El tipo era poeta y, tal vez por eso, también misterioso.
Fuji había asesinado a aquellos hombres porque los amaba. Yo seguía vivo. No tenía la menor intención de matarme, pues no me amaba tanto como a ellos.