Perrault toma el asunto de sus cuentos de la tradición oral o escrita (folklore popular francés, leyendas medievales, caballerescas o cortesanas, textos del Renacimiento italiano...), pero los retoca y los reelabora según el gusto refinado propio de su época. Los cuentos adaptados por Perrault no pertenecían a la literatura infantil, sino a la literatura oral destinada a ser narrada en las largas veladas de invierno, al amor de la lumbre, y él los pasó a la literatura escrita y culta.