Una copilación de cuentos de bastante jocosos de una realidad surealista que susita al horror y la risa de las personas de la cuba de los años 50. una buena opción para los que les agrade la critica social.
Esperé quizás media vida para leer a Piñera, su cuento La carne me dejó impactada cuando tenía unos 11 años, pero como lo que se espera bastante, raramente sucede como queremos, sólo un par de sus cuentos me cautivaron de buena manera, y la carne sigue siendo un texto insigne de lo inverosímil y lo kitsch.